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CORRESPONDIENTE
Jorge Davila Vásquez
Bienvenido a la Paz para nuestro tiempo y el tiempo de nuestros
hijos y los hijos de sus hijos a través del cultivo de las Bellas Artes en los jardines de su mente y sus corazones
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MI TRABAJO CON LO BREVE Había leído muchos relatos breves,
sobre todo argentinos, pero reconozco que Alfonso Carrasco Vintimilla me envió desde México libros de los autores
de microcuentos que estaban de moda. Entre ellos, el de Augusto Monterroso, que con su "Dinosaurio" se convirtió
en una especie de símbolo de la brevedad narrativa. Mis primeros relatos cortos y aun cortísimos, datan posiblemente de 1979, pues aparecen
en el 80 en el libro "Este mundo es el camino", que ganó el Premio "Aurelio Espinosa Pólit",
mi segundo galardón de este ilustre nombre, pues, como Uds. recordarán, en el 76 me lo otorgaron por "María
Joaquina en la vida y en la muerte", mi novela primogénita. En la sección "Qué fue de tanta invención" hay
un grupo de narraciones cortas, incluso una, realmente "micro": Laberinto Como su constructor, sé que salir
de esto es imposible. Nunca escaparé. Una característica del conjunto de pequeños relatos es que todos están basados
en la leyenda. Algunos, directamente en lo clásico, como el "Tríptico de la Odisea"; otros como Babel
o Godiva, en narraciones legendarias universales. Con el paso del tiempo, la huella griega se irá acentuando en mis relatos y aparecerá,
incluso, en mi teatro. En
el 85, publico uno de mis libros capitales "Las criaturas de la noche", que ha tenido varias ediciones. El tema
central del pecado, como que se disuelve en los tres últimos textos, agrupados en "Final". Son cuentos cortos,
cuya base es el humor negro, sobre todo los dos últimos, "La parte del león" y "Orden del día";
lo sobrenatural es protagonista de estas mini historias, estructuradas en pocas líneas: Orden del día POR TRATARSE
DE CONVOCATORIA POST MORTEN, LA SESIÓN se realizará con el número de almas presentes. Los puntos a tratarse
son los siguientes: 1º Sancionar a quienes por asistir a sesiones espiritistas no han cumplido con su ración de
ruidos y apariciones. 2º Recordar la obligación que tienen los difuntos de recoger sus pasos... 3º Tomar
una decisión enérgica en lo que respecta a quienes habiendo salido a penar, no han vuelto; y 4º Considerar
algunas urgente solicitudes de resurrección, motivadas por el comportamiento excesivamente feliz de los deudos luego
del óbito de los solicitantes.PDF de la Obra Completa en el siguiente vínculo,GRACIAS por su letura y
comentarios.
EL REINO DE LO BREVE
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NAVIDAD EN EL ALMA Van unos pastores... Ha dicho uno de ellos que escuchó unas voces, muy dulces, muy bellas, en la noche
oscura. -¿Voces? ¿Talvez de fantasmas, en la noche oscura? Pregunta Ismael. -No, dice el muchacho. -Quizá
eran soldados, en la noche oscura. Hay muchos romanos por toda Judea. Opinó el vecino Jonás,
el que cuida ganados ajenos, en
la noche oscura. Mueve la cabeza, seguro el más joven, que oyera las voces, en la noche oscura. -No, no eran
fantasmas y no eran romanos, en
la noche oscura. Sus voces, ¡qué bellas! -Creo que eran ángeles, cantando
a un niño. Y en la noche oscura, se le burlan todos. De pronto se enciende lucero infinito, en la noche oscura, y en silencio escuchan. Todos temblorosos, todos boquiabiertos, ese gran milagro en la noche oscura. El canto divino que en la noche oscura inunda sus
almas, sus almas sencillas Son
voces angélicas, murmuran aquellos, que reían antes, en la noche oscura. Y sienten que adentro muy dentro
de su alma, brilla el cielo entero, en la noche oscura. -Claridad eterna, musita el más viejo, juntando
las manos en la noche oscura. -Claridad divina, mirando la estrella, que alumbra el establo, en la noche
oscura. Claridad que inunda todo
el universo, disipa las sombras de la noche oscura. La estrella, el silencio, el portal humilde, los mansos rebaños, todo es luminoso. El joven sonríe, el milagro se hizo en la noche oscura inundada de ángeles. Y es
un pequeñito el sol de la noche, el que ha iluminado para siempre el mundo. Un niño dormido, que junto
a su madre, miran extasiados esos
rudos hombres que antes se burlaron del más joven de ellos que escuchó el
milagro en la noches oscura.
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Lámpara Lleva tú la lámpara y guíanos hacia donde
brilla intensa esa luz tan blanca. Sí, toma
la lámpara, y con tu pureza de niño
en los ojos llenos de milagro, guíanos a
donde duerme el Dios pequeño, que da brillo
al cielo, voces a los ángeles, sueños
a los niños.
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Ronda Juegan las estrellas en la ronda, ronda del cielo infinito. Ríen las estrellas y una se extravía entre las galaxias. Y todos los astros la buscan sin tregua, pero no la encuentra. Y pasan los siglos, y un día la olvidan. La joven estrella, perdido su brillo, vaga entre las sombras de los universos. Y una noche escucha que cantan los ángeles sobre el techo humilde de un portal sombrío. Se asoma curiosa, triste y deslucida, y mira a la madre, tan dulce, tan joven, y al niño que duerme envuelto en pañales, y a José que vela su sueño divino, y a los animales que entibian el sitio. Y algo se ilumina adentro de su alma, y se abre la rosa de su luz perdida. Florece la estrella sobre el pobre techo, del portal que sirve de morada al dueño del Cielo y la Tierra, y sus rayos guían a cuantos acuden a llevar al Niño sus pobres ofrendas, sus ricos tesoros, su afecto de amigos.. Vienen los pastores y vienen los reyes, y a su luz tan blanca se inclinan sumisos ante ese pesebre que acuna en sus pajas a un Dios infinito. La estrella sonríe, sonríen los astros, pues han encontrado la hermana extraviada hace muchos siglos. Y todo es milagro de voces y trinos, y todo es concierto de ángeles, luceros y bestias humildes, que arrullan el sueño del Niño dormido, cantando bajito la gloria del Cielo la paz de la Tierra. Ven y une tu canto a este gran concierto, suave y luminoso, que armoniza el mundo y alumbra la historia por todos los siglos.
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MISA DE CUERPO Jorge Dávila Vázquez (Misa del
Cuerpo) POÉTICA 1
¿Qué será lo fugaz en nuestras vidas? ¿Y qué será lo eterno? Acaso
aquello que guardamos en el corazón como un
tesoro, repitiendo, obsesivos "es eterno, es eterno" no sea más que una cosa pasajera. Y quién
sabe si lo que creímos efímero, encontrado
de pronto en el camino y sin ninguna pretensión
perenne sea parte de nuestra eternidad. De todos modos, lo fugaz y lo eterno forman parte del barro y de la esencia, son el cuerpo y el alma, la caída
y el vuelo, el batir de alas de la mariposa y la baba inocente del gusano. Son la piedra y el cielo, el
pájaro y la nube, el gruñido y el canto,
las voces y el silencio. Son la estrella fugaz y la
luciérnaga, las lágrimas y el mar, el fuego que en la noche de la vida enciende la pasión y el hielo en que nos sume el abandono. Fugaces las palabras, pero también eternas. Eterno el vuelo de la gloria y, sin embargo, efímero. Hechos estamos de la fugacidad de cada día, pero somos partícipes del libro indescifrable de lo eterno. El barro humano, nuestro, perecible
construye, crea, eleva todo aquello que es parte de
lo eterno.
Jorge
Dávila Vázquez (Misa del Cuerpo)
Jorge Dávila Vázquez* pdf Poeta, novelista,cuentista, dramaturgo, ensayista, este cuencano ha escrito una obra tan variada y extensa que intentar abarcarla en su totalidad constituiría
un esfuerzo medio estéril si uno se lanza a tamaña aventura sin algún instrumento crítico
concreto.
Entre
las disyuntivas más complejas en el arte de tener una buena amistad con otros escritores (una vez que se aprende a
sobrevivir a la egolatría propia y a la ajena) se cuenta el ejercicio de probidad
intelectual de saber discernir cuándo una idea, por inteligente y novedosa
que nos parezca, pertenece a nuestra cosecha o, mal que nos pese, es el resultado de construcciones conjuntas a lo largo de años plagados de conversaciones e intercambios de textos, y se debe, definitivamente,
a la agudeza crítica de un colega. Ese es el caso de la teoría del cuadrado mágico,debida
a la sutil observación del poeta cubano Roberto Manzano, sobre la que aspiro a edificar el análisis de la obra narrativa de otro amigo entrañable: el ecuatoriano Jorge Dávila. La teoría, en su esencia, parece sencilla. Manzano, que suele extrapolar conocimientos del álgebra
o la aritmética a sus especulaciones acerca de la poesía (y de la literatura en general), llama cuadrado
mágico a la hipotética figura geométrica atravesada por dos ejes (uno horizontal que transita de
lo antiguo a lo moderno, y otro vertical que va de lo culto a lo popular), cuyas directrices delimitan los cuatro cuadrantes
en los cuales, según sus características descollantes, podría situarse la producción de un autor.
Uno con tendencia a lo culto y a lo antiguo, por ejemplo, estaría muy cerca del conservadurismo estético,
mientras que otro más próximo a lo popular y lo moderno tal vez sería considerado protagonista
de un vanguardismo demasiado gestual y de escasa perdurabilidad. De acuerdo con estas consideraciones, un escritor resultaría
más completo cuando cubriera áreas en cada cuadrante, lo cual indicaría que su obra posee una mezcla
de lo antiguo y lo moderno, y de lo culto y lo popular; es decir, que está bien asentado en la tradición
y que a la vez se erige sobre ella y hurga en el pensamiento y en el lenguaje para provocar rupturas que engendren nuevas
tradiciones y así sucesivamente. Esa me parece la actitud de Jorge Dávila Vázquez ante
la literatura. Poeta, novelista,cuentista, dramaturgo, ensayista, este cuencano ha escrito una obra tan variada y extensa
que intentar abarcarla en su totalidad constituiría un esfuerzo medio estéril si uno se lanza a tamaña
aventura sin algún instrumento crítico concreto. Y yo he elegido este de Roberto Manzano, cuya flexibilidad
y bondades para la exploración he ensayado durante mucho tiempo en mis clases de literatura, lo mismo para leer
a Dante que a Eliot o a Cervantes que a Apollinaire. Esa experiencia me ha permitido mirar a lo largo de sus libros e
ir descubriendo (o inventándome) posicionamientos suyos ante la historia, la política, la producción
literaria de su época y aquella que los antecedió, y, desde luego, ante susrespectivos idiomas, revisados
desde la cátedra al mercado, desde el púlpito al burdel, en pos de esos giros rejuvenecedores que siempre
aporta el habla a la lengua. Similar empresa intentaré con la abrumadora cifra de textos escritos por Dávila
Vázquez, aunque he de confesar que no abundaré en todos, sino que iré trayendo a colación
solo aquellos que estimo cardinales para demostrar la versatilidad conceptual y formal de este autor y sus movimientos
fundamentales en la espiral tradición-ruptura explicada párrafos atrás.
PDF Contenido completo Jesus David Curbelo La Habana, julio 2017
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DEFINIR EL AMOR
Para E., siempre. Para quien haya amado alguna vez o ame y siga amando. 1 Esa emoción
que te inunda y te quita la palabra, pero te llena de música por dentro. 2 Ese temblor que sacude tu alma en mitad de la
noche, y ante el que no sabes si reír o llorar, porque toda la alegría del mundo viene a ti y al mismo tiempo
te anegan la melancolía, el afán de imposible. 3 Ese deseo de tu mano en la mía, de mi corazón en el
tuyo, del cuerpo que te busca y te encuentra en el reino del sueño. 4 Esa voz desconocida que te anuncia que hoy el mundo pierde su forma,
que las estrellas caen en tu pecho y lo iluminan, que el cosmos entero es ya nada, porque hay alguien en tu vida iluminando
tu noche para siempre. 5 Esa inquietud que te asalta de repente:"¿y si estuvieras
pensando en otra cosa que no sea lo que siento? Y si el delgado hilo de tu alma no se uniera al hilo delgado de la mía?" Incertidumbre
del amor, que asalta a los que aman.Luego, amanece...
Esa palabra tuya serena y honda, cargada de ternura, que llega un
día.¿Cuándo? ¿Cómo? Lo ignoro, Es un misterio. El misterio del amor.Pero la seguridad de su llegada ilumina los
días y las noches.
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7
Amor es la palabra que contiene en sí todas las cosas:esa
tela que tu mano toca, la madera que pules con desvelo, el hilo que se teje en pájaros y flores.
8 Amor es el sonido de la puerta al abrirse y al cerrarse y de la taza que pones en la mesa. Es el ruido del viento entre los sauces. El
trino de algún pájaro ignoto, y también su graznido en la tiniebla.La voz de un niño
en la desierta plaza. La palpitación frente al paisaje.La
calidez de la frase aún no dicha.El copo de nieve que cae sobre tu hombro, mientras tú miras otros copos...otros días. Un violín que suena mientras hablas. 9 Amor es una remota abuela que canta en la
cocina.Una flor que se abre en un estanque esperando
la llegada de Monet.La sed que se sacia alegremente, en medio de naranjas y de vino. 10 Amor es el sueño
que se va y pronto regresa.El roce mínimo de las alas del ángel al pasar por tu pelo. Amor es la palabra que contiene al mundo y nos lleva hacia el tiempo de ayer y hacia el
mañana en su misterio.
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Cuatro microcuentos
GATOS R In memoriam R.P. oger Planchon, el director de Luis, el rey niño,
la película que representó a Francia en Cannes 93, tenía una curiosa teoría: los gatos son agentes,
espías, seres de otro planeta, cómoda- mente infiltrados entre nosotros.Cuando ronronean -hilan, como dicen, tan expresivamente, por acá-, están
enviando información, y cada vez que mueven una de sus orejas, como solo ellos saben hacerlo, están recibiendo
mensajes.Graciosa hipótesis ¿No?
¡Qué risa!... Hablar así de unas inofensivas bestezuelas de casa adentro... ¿Que no es graciosa? ¿Que no es cosa de reírse?ueno, no hay que tomarla tan seriamente. No tanto. No, no...
En fin, no sé. Sí,
en realidad, vale la pena observar a los gatos con cuidado. Sí, lo he hecho, por supuesto. Sí, tan desdeñosos
y lejanos, ellos, como perdidos en una especie de ensueño superior y distante... O como si estuviesen reportándose
a remotos y desconocidos, pero poderosísimos amos. Claro. Y ¿qué decir de cuando combaten entre terribles
maullidos, que parecen los infrahumanos gritos de guerra de bestias inconcebibles? ¿Quién no los ha sentido,
batiéndose con una pasión insana, en medio de la oscuridad, revolcándose furiosos, abriéndose las
carnes palpitantes con sus garras? Entonces, ya nada tienen de inofensivos los animalitos que beben leche en un platillo o
ronronean mansamente a nuestro lado. ¿No? Sí, cierto que hay momentos en que parece que monsieur Planchon no estuviera muy equivocado. Y en ese caso,
claro, su sospecha no tiene ninguna gracia.
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MONEDA Tuvo un día muy duro, lleno de idas y venidas, de altibajos, de lágrimas, lamentaciones, y hacia la tarde, ya, también
de risas. Llegó al gran
templo de piedra pulida, con la idea de ponerse a los pies de su Señor, en act tud de adoración, unos minutos.
Halló todo cerrado. Cierto que, dada su naturaleza angélica, podía traspasar puertas y aun muros, pero prefirió
quedarse en las escaleras de mármol de la entrada. Y aunque estaba sumido en su orar profundo, hablando directamente
con su Dios, le asaltó el sueño. Cuando se despertó era la medianoche. Dos sombras dormían allí cerca, respirando sua-
vemente. Sintió
un cuerpo extraño en su mano: estaba apretando una moneda. Pensó que al verlo dormido, alguien creyó que
era uno de esos pobres seres que duermen en la calle, y le dejó la moneda para que comprara un panecillo. Y lo imagunó
con tanta intensidad, que vio con claridad cómo una pobre mendiga, de las que extendían su mano en pos de algún
mínimo gesto solidario, en los alrededores de la catedral, buscó entre sus harapos y encontró esa moneda
que puso en su mano, y que ahora, en medio de las sombras nocturnas, destellaba en su mano. -¡Que el buen Dios te lo pague! -dijo desde el fondo de su
transparente corazón de ángel y sintió cómo se estremecía el universo.
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IMPOSSIBLE DREAM Al despertar, siempre tienes la misma sensación:
estabas en un sitio agradable, en buena compañía, sentado a la mesa; veías la comida, era toda del tipo
que puedes comer, sin traicionar la dieta impuesta por colesterol, ácido úrico, estómago, venas, triglicéridos,
todo ese mundo desconocido que gira en el orbe reducido de tu viejo cuerpo... Una voz femenina dice, cordialmente: «Sírvanse»,
y justo cuando vas a probar el primer bocado, cae algo, quizás un tenedor, un cuchillo, una copa que se triza, y abres
los ojos a la gris realidad mañanera. Evocas el bello sueño, que con ligeras variantes se repite, día a
día, intentas volver a dormirte, para recuperarlo, para probar alguna delicia, pero es inútil... -Hora de levantarse -suena cantarina la voz de
la enfermera que te cuida.
Jorge Dávila Vázquez Cuenca, 1947 Doctor en Filología por la Universidad de Cuenca, donde fue docente por 29 años.
Crítico de literatura y arte. Primer recopilador y estudioso de la obra de César Dávila Andrade, 1984. Columnista en diario El Mercurio de Cuenca.
Premio Nacional Eugenio Espejo al
conjunto de su obra y a labor difusora cultural, 2016. Entre sus obras destacan: María Joaquina en la vida y en la muerte, Este mundo es el camino, Los
tiempos del olvido, De rumores y sombras (narrativa); César Dávila Andrade, combate poético y suicidio (ensayo); Historias
para volar, Libro de los sueños, Entre dos mundos (cuentos breves) Memoria de la poesía, Temblor de la palabra, Río de la memoria, Personal
e intransferible (poesía);
Espejo roto, El barco ebrio, Sombras en el amanecer (teatro).
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FRANCISCO, EL BIENAVENTURADO
El hermano Anselmo trabaja en el jardín,
sin muchas esperanzas. Es el principio de octubre y el otoño comienza a dorar las hojas, pero sus flores no se comportan
como en primavera. Ha sembrado un cantero de tonos rojo y oro, y ahí sigue. De tiempo en tiempo, se detiene y ora. Sabe
que Francisco agoniza en su celda. No es tan viejo como él, pien- sa, tendrá cuarenta años, frente a sus
setenta. Lo mira alimentando a las aves que se comen todo lo que él siembra, vorazmente. Sonriéndole con bondad.
«Son hijas de Dios, y hermanas nuestras. Tienen que vivir». Sí, pero por qué a costa de sus pequeñas
cosechas de labriego convertido en hombre de religión, enclaustrado por decisión propia. ¿Por qué?
Y Francisco, con las manos extendidas hacia el hermano viento, los hermanos árboles, las lejanas hermanas olas, le mira
sonriente y se va. De pronto, el cantero de flores rojas y amarillas se torna esplendoroso y empieza a
extenderse hacia el horizonte, sin límite. Anselmo mira unos pequeños pies descalzos que van sobre la tierra florecida,
vuelta ya interminable, y luego se fija en el raído hábito de Francisco. «Te has levantado a pisotear mis
flores», piensa, pero se fija en que esas plantas no rozan sus coloridos sembríos, pasan a una leve altura de
ellos, como el viento o los ángeles que le siguen. Baja la cabeza, conmovido. «Te vas Francisco, te has ido»,
dice para sí mismo, mientras escucha los cánticos en la celda, que seextienden hacia la
capilla. «Te has ido, y viniste a despedirte, Francisco, hermano angélico. ¡Adiós!». Baja la
cabeza, reza suavemente, y llora.
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ELLA NUEVA CANCIÓN DE EURÍDICE Y OFEO- Átame del cabello y de las manos, átame, retenme, que en la furia del desboque temo perderme de ti y perderte a nunca. Orfeo, amor
y luz, átame
del cabello y de las
manos. EL
2 Eurídice, perdida para el día, vagas entre las sombras de la sombra. Ay, cómo rescatarte, si vuelvo la cabeza ante el menor sonido. Ay, cómo rescatarte, si entre tantos espectros no sé cuál es el tuyo y mientras más desciendo más te pierdo. 3 ELLA Orfeo, amor, mi
voz descolorida viaja
como gaviota hacia
el olvido. Orfeo, amor, mi voz sin pertenencia se duerme entre los granos de la espiga. Orfeo, amor, mi voz inconsistente cae al paso del lobo, furtiva y húmeda, la devora la tierra, es nube luego y ya no resuena a mi orden o deseo... ni te llama. 4 EL Detengo mi caída asiéndome al recuerdo • de tus ojos. ¿En dónde estás amada? ¿En qué honda esfera de tinieblas moras o habitas en la nada? Eurídice, mis manos sangran, -son la garganta abierta del grito de mi cuerpo-, presas en el rosal de tu perfume. 5 ELLA -Viajero, detén tu paso un instante, ¿has visto a Orfeo? -Viajero, no respondes mi pregunta porque no viste a Orfeo, ¿o acaso ni a las sombras llega mi voz de manso hilo de sombra? -Espera, no te vayas, déjame que te diga cómo es él y así, si lo encontraras, podrías decirle que un día te encontré.
6
EL Buscar a Eurídice en el infierno de todos los días, buscar al barquichuelo de papel, espuma y sueño, perdido en la corriente de cosas ordinarias. Buscarla entre los ruidos, ella, dulce nota única embriagada de música. Buscarla en los pantanos del deseo, ella, flor transparente hecha de sentimientos. Buscarla entre las horas, ella, el barquichuelo de instantes, acaso náufrago del segundo en que la carne sola fue rosa de gritos y de arena. Buscar a Eurídice rastrearla en el silencio, sabiendo que su voz yace dormida o trémula • en un vaso vacío.
ELLA
7
Orfeo, puse un anuncio en los ecos, buscándote. Orfeo, descubrí mensajeros en los pájaros, en las caídas de agua, en los hilos de luz que se ciernen para dorar el musgo, tibiamente. A todos les he dado mis señas y
tus señas: el
color de tus ojos, el
sabor de mi llanto, el
placer de tu cuerpo, su
belleza, la soledad
de mi cuerpo, sus esperas, tu boca con la palabra amor hecha a medida, la mía con la palabra olvido abierta en rictus. Sabes, a todos he dejado un
pétalo de ayer y
si te encuentran, tómalo, percibirás
la sonriente languidez, el
juego trémulo en
mundos interiores, despertará la llama que encendías en mis ojos al susurrar: Eurídice.
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8 EL Buscar a Eurídice en todas las esquinas, en cada uno de los escaparates, en los espejos, en el flagelo que gritan las sirenas trizando la noctámbula concha de las grandes ciudades. Buscar a Eurídice, escondida quizás tras la cortina de cualquier prostíbulo, entre las máscaras de humo, • entre las huellas de sudor, buscarla camino de los labios ajados, en los muelles, en las frases oscuras, buscarla entre la música barata de un cafetín cualquiera, a ella, la dulce nota única. Buscarla por la senda temblorosa de luciérnagas, risa y pirotecnia que trazan los beleños. Buscar a Eurídice en todas las iglesias, en las doradas cúpulas, en las desiertas naves donde dormitan autillos y beatas, buscarla en los reflejos del pan de oro, y en las fugas barrocas que espejean los ojos del mendigo que se sienta a la puerta, buscarla entre las notas de moho, polvo de hueso y pátina de viejos clavicordios, a ella, única, dulce nota embriagada de música. 9 ELLA ¿Y
si un día te encuentro y
no eres tú? ¿Y
si un día nos vemos, digo
tímidamente, mordiendo sus letras tu nombre, musito, sollozo, tartamudeo, me
ahogo en lágrimas y
sin oírme, ni notarlo, tú pasas, te
vas, te pierdes y me quedo, gritando sin gritar, venas adentro: Orfeo? ¿Y si un día te encuentro y tu sonrisa ya no ilumina mis ojos, encendiendo la estrella que antes me regalabas? • EL Ay, dulce Eurídice, breve instante en lo maravilloso, ¿dónde y cómo encontrarte, si me he mirado ya en todos los cristales de las corrientes todas? ¿Dónde encontrarte, si a mi paso la sed ha ido secando todos los pozos del sueño, la esperanza y la quimera? ¿Dónde encontrarte, ay, si mi voz por llamarte ha ido empañando todos los espejos y trizando el canto luminoso de los prismas? ¿Dónde encontrarte, si perdí ya el sentido de mis pasos, perdí la idea del tiempo, o la seguridad de las jornadas, y perdí la noción de las distancias, y aun el recuerdo del calor, de tu sombra, de tus formas? Ay, se extinguió la estrella que encendí en tus ojos. Ay, la alegre risa de tu risa ha muerto en mí. Ay, dulce Eurídice, breve instante en lo maravilloso, cómo podré alimentar todavía el fuego de querer encontrarte, si ya perdí hasta la voluntad de continuar creyendo que un día fui de ti, que tuve entre mis labios un gusto que era tuyo y posé con mi cuerpo la huella de mi amor en tu piel, en tu sangre, en tu recuerdo! 10 ELLA A
veces hablo del amor, Orfeo, y pienso en ti, vuelvo a sentirlo, es un milagro poder re-encontrar en otros cuerpos tu cuerpo, en otros deseos tu deseo único, en
otras bocas que besan los
besos tuyos... como
en la playa encuentran los
muchachos que el azul
de una ola, su fuerza y la sal que penetra por la piel hasta el alma son los mismos de todas las olas: son el mar. No crees, amante inexistente ahora, o casi, que es un milagro, por lo que en mí aún resta de tu huella, que pueda yo recrear el amor y destruirlo y volverlo a crear y devastarlo, como una cosa bella y pasajera? Como la pompa de jabón fugitiva y lilial, el verso o un juego de palabras, o la transida risa, todo aquello que semejante al amor es brizna apenas, deseo luego y cuando llega a flor se nos escapa, lo perdemos, se va, nos ensombrece, porque lo marchitamos el instante en que pulsamos la misteriosa cuerda donde dormita o duerme la verdad.
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11
Orfeo, si aún vives, cree en las pasajeras visiones, cree en los vuelos fugaces de los insectos mágicos, cree en las horas alucinadas, cree en los espejismos que pueblan nuestra desierta vida. • Mas no quieras tocarlos, sentir la llaga doliente que dejan los astros fugitivos, oír el murmullo de los ignotos ríos que transitan la mente, escarmenar el lino del crepúsculo, buscando inútilmente la fúlgida
raíz del sol
poniente. Vive, ama, sé simple. Sin quererlo, entre los dos quizá estamos tejiendo un tapiz cuyas sedas purpúreas son: el trino de algún desconocido ruiseñor, los sueños del vecino dichoso mientras duerme, la fuga de la presa asediada por el cazador que tiñe el aire de algo como la sangre presentida, la muerte de los siglos y el silencio. 12
EL Adiós,
Eurídice. ¿Quién
tendrá tu mano mientras
la mía escribe esta
palabra: adiós? ¿Qué
sentirá tu cuerpo junto
al cuerpo que ahora
se enrosca en tu carne
y en tu sexo? Se encenderán
antorchas en tus ojos cuando él diga tu nombre, haciéndote creer que son estrellas o luciérnagas? Sabes, el pentagrama de la tarde recibe la golondrina de tu recuerdo y de nuevo la risa de tu risa bulle dentro de mí por un instante. Adiós, tu voz de nota única, tu imagen lúbrica, virgen y
todo me repite •
entre los ecos y las
calles desiertas y
las nítidas cúpulas casi
fosforescentes y el
juego de los niños en los patios, adiós. Adiós, sólo una sinfonía de tristeza, como el morirse de los fuegos fatuos o la callada muerte de los manantiales. Adiós, si un día encuentras el rastro de mis pasos, no lo sigas, vive más bien, enamorada del amor y el aire, vive, olvida, déjate
amar, sé dulce, con la tremenda dulzura de tus ojos cuyo color he olvidado, sé generosa como la tierra, entrégate, da, que tu cuerpo sepa de otras aguas y semillas nuevas. Adiós, y si escuchases un día el sonido de mi voz, no te vuelvas, sería inútil ya, tal vez no encontrarías nada bueno, aunque en ese instante se abrieran recónditas ventanas hacia inmensas llanuras de esperanza, el orín de sus goznes dejaría casi sangre en la seda del rostro de algún ángel vecino. Entonces, amada inexistente ahora, o casi, piensa un instante en lo que aún quede de mí en ti tras tanto tiempo (será
como el antiguo esbozo de
un retrato que el tiempo
no barnizó y
logró desvanecerlo, en
el lienzo • de
algún remoto amor hecho
poema), y sigue, no te detengas, apretando la mano que tengas más cercana, sigue, vida adelante, sigue, olvidada, sobre todo, no te vuelvas, sigue y vive, vive, VIVE. ELLA
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Amigos:Me he quedado sin palabras, de la emoción, ante las expresiones cálidas y fraternas de Teresita Morán Valcheff y Mae de la Torre.Realmente muy feliz de estar en este maravilloso círculode creatividad, respeto y estímulo cultural Naciones Unidas de las Letras, cuyo lema proclamado es "la Paz para nuestro tiempo".Afectuosamente,pongo mi humilde obra a la orden de todos ustedes, con mucho respeto y fraternos sentimientos. De corazón Jorge Dávila Vázquez MENSAJES DE
OPINION Felicitaciones
a nuestro presidente Joseph Berolo por esta gran sorpresa del ingreso a UNILETRAS al ilustre escritor ecuatoriano tenerlo como compañeroJorge Dávila Vásquez,a quien le doy de corazón la bienvenida,Estoy segura que su aporte será muy enriquecedor. ,como lo
es para todo el Ecuador. que tiene un corazón muy grande,m Alabo el hecho de que aparte de ser un incomparable escritor, es un serm que proclama como un principio de vida, el amor, la unidad y la paz. El es de una
ciudad hermosa,m Cuenca, maravillosa en todo sentido, su geografía,
el arte y cultura. Cuna de la Bienal de Cuenca, a
cuyo seno llegué como artista plástica y por ende, muy familiarizada
con su entorno y su linda gente.Un abrazo fraterno,Mae de la Torre Solo con escuchar este sublime poema Apoteosis de la palabra
de Jorge Dávila Vazquez, de tu amada tierra ecuatoriana, comprendo que estoy ante un poeta superior y al leer acerca de su obra veo que ha incursionado en todos los géneros literarios. Qué bueno sería conocer más de su obra poética. Ha
sido un gran acierto de nuestro querido Joseph Berolo haberlo
presentado en UNILETRAS. Felicitaciones para él y los
amigos escritores y plásticos que he tenido el placer
de conocer.Teresita Valcheff
JORGE DÁVILA VÁZQUEZ
CURRICULUM
Fecha de nacimiento: 1947, Cuenca.
Estudios
Lengua y Literatura en la Facultad de Filosofía y Letras de
la Universidad de Cuenca. Licenciado en Humanidades, Profesor de Segunda Enseñanza, Doctor en Filología. Diploma
Superior en Estudios Latinoamericanos en la misma Facultad. Teatro,
en la Escuela Superior de Arte Dramático de Marseille; en Villeurbanne, con Roger Planchon, y en la Escuela Superior
de Strasbourg. (Año lectivo 1970-71. Beca del Gobierno Francés). Crítico de literatura y arte. Columnista
de Diario El Mercurio de Cuenca-Ecuador.
• OBRAS
Nueva canción de Eurídice y Orfeo, poesía (Ediciones del Municipio
de Cuenca, 1975) María Joaquina en la vida y en la muerte, novela, Premio nacional de Literatura "Aurelio Espinosa Pólit" 1976. Cinco ediciones y varias reediciones: EDUC, Quito, 1976
y 1982, Ed. El Conejo-Oveja Negra, Bogota, 1986, Monsalve
Moreno, Cuenca, 1993, Libresa, Colección Antares (107), 1994. El Círculo Vicioso, cuentos, Depto. de Difusión Cultural de la Universidad de Cuenca, 1977. Los tiempos del olvido, premio Nacional de la Casa de la Cultura de Quito "Al mejor
libro en prosa literaria". Tres ediciones: CCE, Núcleo del Azuay, Cuenca 1977; Imp Monsalve, Cuenca, 1979, y CCE,
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Trabajos en Antologías en varios idiomas. Columnista de Diario El Mercurio,
Cuenca.
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