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Octavio Paz "El poema es un espacio cargado de inminencia, una parvada de
signos que buscan su significado. Y la nueva poesía será de la otredad, una poesía en la que se juega
una percepción simultánea de que somos otros sin dejar de ser lo que somos y que, sin cesar de estar donde estamos,
nuestro verdadero ser está en otra parte". Y nos preguntaremos sobre dónde están
los recuerdos intelectuales de nuestra formación y cuál es hoy el papel de lo que se narra. Juan Disante
LEYENDO A JUAN DISANTE hace necesaria
y urgente una jornada al corazòn de la poesía colombiana, especificamente Bogotà, la otrora Atenas de
Amèrica, hoy , la de los desencuentros de intelectuales de la poesìa en donde navegan contra viento y marea
tratando de darle nuevo brillo a nuestras letras. Afirma Disante,recorriendo su Buenos Aires borgiano: "Buenos Aires Es la ciudad latinoamericana que más
contiene una mitología estética: sus rincones rebozan de palabras, de cadencias y de gestos de cada uno de los
cuerpos que la atraviesan. .Todo el vitalismo que de ella emana es lírico y como tal flota en un extraño éter
de relaciones humanas y memoria. , l ¡Oh El Tiempo Perdido Aquellas horas del tiempo perdido/convierte en aplomo la rémora verso/llora
el peso de lo abandonado/ transita el latigazo del arrepentido./¿A quién pedir rebobinar el acuerdo ? sin dejar
de crecer en el pasado/ sin confundir futuro en oscura niebla/ sin subyugar en blanco borrador... ... el recuerdo. JDisante.
Joberolo Opinion editorial.
juansoloideas@gmail.com
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En elaboración, hasta que pueda desocuparme
y termine de medir el caudal de significantes que corre por las cañerías.
Diálogo con mi Otro -- El Lenguaje es el camino y
la Poesía el atajo. -- ¿ Te parece que es así ? -- Seguro. Pero, ¡atención! en el atajo nos encontramos
con lo inesperado del sendero. Todo pedrusco tosco. -- ¡Furtivo risco! Te agrego que el poema-travesía requiere de
un esfuerzo descomunal para poder levantar el velo del horizonte. -- Velo... velo... rugoso acre. Nos obliga a revisitar todo de
nuevo. Engendrar cordeles. -- ¡ Reeducarnos ? -- Si. Se espera siempre que la poesía desenvuelva aquello diferente que
no está a la vista de lo que seduce la acción de los hombres. -- ¿ De qué materia está hecha la seducción
de los hombres ? --
Se hace muy difícil percibirla. Seguramente, en una anómala época de improbidades, lo único que
pueda salvarnos es abrir caminos con la poesía. -- ¿ Volveremos a la senda de Homero ? -- ¿¡... !? . .
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No me quiero nívea, no me quieras
casta.
( Anoche en un sueño mantuve un diálogo con Alfonsina Storni ) En el entrecomillado están
sus propias frases extraídas de sus poemas. Juan Disante -- Me huyen ideas sin terminar -- "Lector aplicado de aquel abecedario" -- Flotando en el éter -- "Algo de otras edades, de una extraña
grandeza" -- Balbuceada errante -- "La araña no ha cesado de tejer con su hilo" --
Perdiendo el concepto pierdo mi sino -- "Mi filósofo triste contempla escombros" -- Donde lo cierto está
en el final -- "A
lo lejos se pierde la figura del hombre" -- Tendrá que haber algo más allá del descuido -- "No en lo jardines negros del engaño"
-- Los signos se me escapan en lo indescifrable -- "El sol entolda sobre el rascacielo"
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-- Extravío mi memoria
y huella cívica --
"Alma quebrada papel desganado" -- ¿Dormiré sobre escarcha? -- "Toca con las manos la tierra mojada" --
Siento elocuencias de augurios en duda -- "Apagadle la voz de madera arrebujada" -- Tal vez sea taimada ( No querido Juan... ) -- "Es el brillo verdinegro de los muertos
pantanos" -- ¿Descarrío lejano de la fe? -- "Más puede el miedo que la muerte" --
Juro por la letra insistir hasta lo cierto del final -- "Allá en el fondo donde ruge el león del pensamiento" --
Con tu verbo, apareceme algo que me será revelado: el mar y el universo. -- "Voy a dormir
nodriza mía, acuéstame Ponme una lámpara a la cabecera una constelación; la que te guste". J.D.
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POESÍA ESPECTRAL
Nos
orienta, para la composición poética, a usar el más amplio espectro del discantar y la atrevida recién
llegada voz del reflejo. Más el formato, que la sumisa matriz. Más el cómo de la armonía,
que el qué de la melodía. Más arquitectura vegetal, que materia rústica. Ni gongorizar ni estar en la vena lugoneante
del realismo residual Hacia una quebradura doble de la palabra y la sintaxis en cautiverio. La del sueño. La de la dermis simbolizable. La de los significantes indulgentes. Algún día caerá la viruta impresionista de la forma, y
todo será refinado fundamento, asunto, luz.
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Falta Páginas errantes traídas por el viento, partituras ciegas que mi piano no interpreta. Pentagramas que no dicen nada de cierta substancia, destono inexistente en su destino. Y la voz desbrujada de un chelo que promete un solo acorde al final del vacío.
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No me distraigan de Borges Más allá del cordón pasan
camiones con mercancías, los bocinazos se atropellan, la vieja calesita a sangre deja oír una
ranchera y los labradores
sacan a pasear a las señoras y los bastones acompañan a los jubilados y los barriletes remontan a los felices. Ese cascarudo que se revuelca en la hojarasca no me deja concentrar, las hojas bordó del ciprés cubrieron
la playa aunque la
sinfonía de metáforas sigue oculta en el caminito de las hormigas. Déjenme
abandonar "El libro de arena" en el banco. Alguien
vendrá a retomar aquel pasado y lo que sigue, alguien
vendrá desde aquella época a ver esta tierna unidad del infinito y ese incesante tránsito de mercancías por la calzada.
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Senso No soy un número
en las estanterías Por las mañanas al levantarme el mar sacude mis orillas, las cataratas me contienen, el viento que rodea mis piernas se lleva los pantalones. La lluvia altera todo goce cuando desde el balcón miro el cielo buscando gaviotas desnudo. Si en todo esto alguien supone sexo, no está mal, supone sexo. En las ramblas de los márgenes retumba la gran ciudad, dentro de ella los mercados desatan sus gritos sus pasiones. Los feriantes descargan hortalizas de sus carros, en sus mandados las señoras inclinan la cabeza sobre las nabizas, un joven mira como una joven aspira el aroma de las frutillas, las muchachas cohibidas tocan con su meñique los pimientos rojos.
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El erizo alardea de arrullos. El aroma de la albahaca se mezcla con los del
pecorino. Y el puestero
de pescados, que acaba
de abrir una corvina para la parrilla, sopla un beso al aire que termina cayendo en una cadera bendecida y ostentosa. Las aguas salobres y yodadas mojan los pies de los changadores que cargan cajones repletos de zanahorias betacaroténicas
y remolachas azoradas de osadía para la piel bronceada de las casaderas.
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No soy un número No encuentro respuesta a los glotones apetitos de la ciudad, sólo reconozco en los íntimos mercados el dejarse rodear por la libidez de un mar retozón en olas que acosan la costanera del senso. Bienoliente mar que no cabe de travieso en donde la expansividad del pepino, la carnalidad del brócoli, o la coquetería de las achuras son sólo una excusa para el cariño de las mañanas juguetonas del tira y afloja.
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Rayo Verde En tanto amanezca iré pensando en mis modos, tendré tiempo de meritar tus palabras, tus reparos, mi higado, mi condición de empuñar la lapicera, el tenedor, las visceras, de inclinarme a recoger tu pañuelo, de revisar mi calado. Esperaré al paso el mutar de la crisálida que convocamos en cada mocedad y cada caracola de la playa de Villa Gesell atestará mi dilección por tí y la albeada espuma nos instará, me dirá algo más sobre el ataque
de pánico. No
esperaré la claridad para que explique los acentos los símbolos de tus significantes ni a esta metonimia que me lleva. Daré una vuelta por la cadencia del verbo y como dices me dejaré de engorros al regreso de los pasos de esta retórica, de este quimérico peñasco que me huye, de cada parte de mi todo que abandona la tinta capilar que me irrumpe. Tal vez, cuando amanezca, cuando ese primer rayo verde atraviese el firmamento sobre mi ceño, cuando tu dejes de enamorarte de Paul Celan ... empezaré de nuevo.
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Capturar la obra Desmalezo el arte cuando encuentro sus silencios, cuando
me acerco a sus límites, cuando arribo al extremo
de esa frontera donde la materia se transmuta.Sigue estando aunque cambiada, si pudiera conocer el cómo y el por qué, alguna finalidad, el sentido, su dirección. comunicarme su significado, ver lo uno en lo otro, lo extranjero, me acerco en puntas de pié y cuando más me acerco, mayor confusión, son sólo manchas, el objeto resbala. Cercano a los desbordes infranqueables de sus
límites el fuerte
tiza de su color hispano, el
derrumbre herrumbre del espesor se
propasa, la obra escapa
a la clandestinidad. ¿Cómo
representar lo irreal... cuando
lo que se ve no es exactamente lo que se ve? Invisible subversión.
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Dulcería El frasco que era de arropes ahora está pleno de sosería, por su perfil chorrean refunfuños, presunciones, rehusos, hollines. No podemos
ser menos molestos desde donde
estamos y alguna vez deberíamos convertirnos en la memoria del dulzor de todos los frascos que ya no.
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La última gota . La lluvia esta cesando. Desde el zaguán espero la caída de la última
gota. Todavía
quedan algunas que abandonan la nube final para estrellarse sobre el vidrio del mirador o sobre el charquito a mis pies. Todo
amengua. Cierro mi paraguas, trato de sorprender a la última, desprevenida gota. Asoma el sol. Con el chaparrón llegando a su fin siento nostalgias por todas las gotas que ya
no son cayendo transformadas
en acequias. Miles
han quedado prendidas de las hojas dudando
en precipitarse. Miles
transfigurarán su vivir. Miles romperán en oleajes bravíos. Las nubes
se retiran con mi mismo afligir dejando
un cielo brillante. Estiro
mi mano y el rostro hacia el entreabierto celeste a favor de una postrera dilatada tardía, cuando el Olimpo sofoca chasqueante en triste sacrificio en desconsolante soledad la última gota sobre mi frente.
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Haiku
Aquella vez había dejado la bicicleta apoyada sobre
el muro para ofrendar
a mi abuela un recuerdo. Al
regreso sólo estaba su sombra y sobre la pared descascarada escrito un haiku que hablaba sobre mi futuro. . Esta
vez cincuenta y tres
años después la
sombra de mi bicicleta sigue allí y sobre la pared descascarada un nuevo haiku habla sobre mi pasado y habla sobre mi nieta.
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¿Esperaré el fin del solsticio? . ¿De dónde viene ésta parálisis verbal de no poder levantar el violín sobre el
hombro? decirle a quien
escucha qué es lo que duele a
los escépticos de los agudos de dónde vengo a los que están de paseo dónde comienza cada espina el hospedaje todo está más claro cuando crecemos lo que capta el oído entre corcheas son los silencios entre causas con bolsillos llenos de palabras y la confusión de la realidad nada es peor que éste bloqueo de meses no escribiendo ni asomando el hechizo del susurro biensonante tampoco decirlo en quichua por eso de los encomenderos revisando controlando parecemos molestos de nuestra cultura y nos mostramos con ganas de vivir desiluminados tomados de las manos deberíamos pararnos sobre las mesas y esperar la baraja de oros con espadas con la esfera de los pechos de las madres cualquiera sea el mensaje estamos hechos de brumas el desgano corroe la poesía aunque siempre existe la memoria los curanderos las ganas de salvar el mundo escuchando nuevos tintineos rasguidos con todo aquello.
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La realidad puede ser deconstruída
: su rizoma
está en hacer noche en la imaginación de los deseos. Juan Disante
No espero que nadie lo diga Elijo los sueños elijo desbrozar fibra a fibra a los míos hacia adentro hacia mi mal querido ego. Con
la mano izquierda de mi pluma hago acordes con voz baja, con la derecha no sale la melodía bramando. La realidad es sombría impenetrable porque
allí no están sus raíces. La vida nueva que mata a la vieja que tapa mis goteras la perplejidad se encuentra en reposo en el interior de la memoria dilata en desentrañar el texto en desmalezar el total y fluye.
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El Parecer . El parecer detiene sus pasos surge y
ocupa el todo. Toma
mi mano rae y acompaña aquel niño que fui. El mundo interior del parecer sorprende al que transita oculta su sino calla. Vuelve
a ser en el silencio
y la virtud ventear
la vieja enmienda del
adagio andante el qué. La ráfaga del parecer escucha la palabra de la memoria hedonea y refluye tuerce y revierte luce. El parecer remuda chasqueó
y reinterpreta desertó
y gira palabreó
y muda implicitó
y explicita. El parecer
desanda devuelve el
para sí negligió
y recupera abultó
y apega atoscó
y brizna.
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Atasco . Puente Saavedra un obrero bebe un vino y mira fui soso toda mi vida transité de inocente a culpable ¿de qué se trata este juego? todo te choca buscar adjetivos desolaciones este entuerto a diestra y siniestra ¿Cómo entramos? cómo hacemos para salir uno no encuentra palabras orfandad lingual geografía incierta hablar en mandarín ¿se aprende sobre la marcha? lo vimos y no aprendimos uno es uno no lo otro te encontrás con otras ruedas atascadas en el barro el infierno de Dante ¿va a seguir así? recién comienza y es prematuro nos resistimos liendres dedicando amores siguendo la alerta roja hay de todo para todo intrusión de viento oscuro aspaventados por el cortaviento destituído descréditado desorejado.
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Fallido Había visto en este diciembre ido dos afluentes sin apuros anclando horizontes separados con certezas discontinuas arrostrados por retóricas verbales apechugados por inducción inerte (unidos por pulsión de muerte). Habré ojeado sólo en diciembre a unos muy sueltos de cuerpo bien peinados y corbata al cuello tinieblas ciegas híbrida prosa capaces de excederse de sí mismo. (ululando desorientes). Percibía otros con dos palomas y tres nubes en sus frentes con saberes que recuperan la memoria tercos insistentes de lo veraz milicianos del verso rústico no habrá pontón pero sí
razón. (voy
afirmando en mente). Sí,
pude distinguir en soledad mundillos
inversos amaneceres
discordantes pretéritos
imperfectos siestas
interrumpidas recogimiento
y retiro (averiguados
precedentes). Hasta
más ver quisiera
notar en algún diciembre participios
nominadores el rehacerse
después del desgarro dar
vuelta el registro verbo turba
y conciencia del "vería" (de la profesante fuente). Que en algún diciembre manso el lenguaje no nos abandone que no valga la pena el apagón final ni con metáforas artificiales ni con venias algorítmicas. Solo igualdades gramaticales (... como faltoso repitente).
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El Tiempo Perdido Aquellas horas del tiempo perdido convierte en aplomo la rémora verso llora el peso de lo abandonado transita el latigazo del arrepentido. ¿A quién pedir rebobinar el acuerdo
? sin dejar de crecer
en el pasado sin confundir
futuro en oscura niebla sin
subyugar en blanco borrador... ...
el recuerdo.
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No te apures
No te apures puedo esperarte tanto para reconocernos más comprendernos mil entrañar tu tardanza soportar mi impaciencia ya aprendí a no apurar al leer tu calmo tesón a glosar tu indulgencia te aguardaré fiel y fe principiaré a tejer tus lanas prolongar ufana espera te aguardaré muchos siglos tu querida Penélope.
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Pan y vino Tal vez en el lunario
plata de Noche Buena resbalen
nuestras gotas por el vidrio de la ventana como contrición de lágrimas del perdón y el amor y muchos de los nuestros estarán en la mesa esperando al caminante en pan silencioso y vino que llegará a nuestras casas para brindar junto a la savia fresca de la tierra en sus sandalias y una pura luz donde florezca el árbol
de la gracia.
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La hermosa máscara ha cambiado,
pero como siempre es la única. ¿De qué me servirán mis talismanes: el ejercicio de las letras,
la vaga erudición, el aprendizaje de las palabras que usó el áspero Norte para cantar sus mares y sus
espadas, la serena amistad, las galerías de la Biblioteca, las cosas comunes, los hábitos, el joven amor de
mi madre, la sombra militar de mis muertos, la noche intemporal, el sabor del sueño? Hay una esquina por la que no
me atrevo a pasar. Estar contigo o no estar contigo es la medida de mi tiempo".
Fervor
borgeano Por Juan Disante
Recorrida por "Literatura... memoria política...
y algunas cosas más". Y nos preguntaremos sobre dónde están
los recuerdos intelectuales de nuestra formación y cuál es hoy el papel de lo que se narra. Juan Disante
A veces, después
de tantos desencuentros, pienso que Buenos Aires se va a diluir. Es la ciudad latinoamericana
que más contiene una mitología estética: sus rincones rebozan de palabras, de cadencias y de gestos de
cada uno de los cuerpos que la atraviesan. Tal vez por esa misma causa creo que pueda disolverse, para luego evaporarse sin
remedio. Todo el vitalismo que de ella emana es lírico y como tal flota en un extraño éter de relaciones
humanas y memoria. La transmigración al alma. Freud. Ahora bien, estoy convencido
que Jorge Luis Borges es uno de los responsables de esa sublimación que percibo de Buenos Aires. Porque a decir verdad
la ciudad tiene una estructura material, pero por sobre ella, Borges a inventado un mágico porteñismo anterior
a él mismo y que iría a sobrevivirle eternamente. La de las casas chorizo con patios rodeados de malvones ,
la de los crepúsculos en los arrabales, la de las paredes descascaradas de amarillo, la de los barrios rodeados de
mitos y fantasmas, la de las largas caminatas recordando a malevos. También, se me hace que Borges preveía una
Argentina conflictiva, partida políticamente en la noche oscura de los enfrentamientos. En una conferencia afirma al
pasar: "Una de las grandes tradiciones argentinas consiste justamente en superar lo argentino". En los charcos del transitado empedrado de los suburbios, siempre puede verse el cielo. Existe un singular libro que reúne unas conversaciones suyas sobre política en donde se aprecia como
malgastó ingenio con la inmunidad que garantiza el ejercicio de la literatura. Allí dice: "Soñando
y escribiendo creo haber hecho más por la patria que varios generales juntos". Muchas veces durante su vida, Borges
lamentó no haber sido digno del coraje físico, del arrojo, de la osadía ante la muerte; en suma, de lo
que él llamaba su herencia militar. En 1946 Borges pierde su empleo en la biblioteca pública de Almagro, circunstancia
atribuible a su declarada posición antiperonista y a la obsecuencia torpe de algún funcionario del gobierno
(Perón no estaba de acuerdo con ese despido). Humillado, herido en su vanidad, el escritor responde al agravio con
la incomprensión y el odio. Ya no habrá retorno para él, como no lo habrá para tantos argentinos
que no supieron ver lo bueno detrás de la retórica de los insufribles funcionarios veniales, actitudes que empujaron
a Borges a ejercer una oposición intransigente. En el peor momento de su conflicto
político Borges escribe: "Es el amor. Tendré que ocultarme o huir. Crecen los muros de la cárcel,
como en un sueño atroz. La hermosa máscara ha cambiado, pero como siempre es la única. ¿De qué
me servirán mis talismanes: el ejercicio de las letras, la vaga erudición, el aprendizaje de las palabras que
usó el áspero Norte para cantar sus mares y sus espadas, la serena amistad, las galerías de la Biblioteca,
las cosas comunes, los hábitos, el joven amor de mi madre, la sombra militar de mis muertos, la noche intemporal, el
sabor del sueño? Hay una esquina por la que no me atrevo a pasar. Estar contigo o no estar contigo es la medida de
mi tiempo". Ésta gran metáfora muestra que Borges era el apóstata
de una fe que no pudo profesar nunca. ¿Se evaporará aquella morfología de Buenos Aires tan a la hechura
de Borges? Juan Disante
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