Nelcy Garzón de Ayala
Bienvenida a la Paz
para nuestro tiempo y el tiempo de nuestros hijos y los hijos de sus hijos a través del cultivo de las
Bellas Artes en los jardines de su mente y sus corazones
CANTOS DEL ALMA
Bendecidos somos quienes hoy tenemos el privilegio de recorrer los senderos poéticos de Nelcy
Garzón, citando apartes de su poemario, Cantos del Alma, y acompañarla en su misión de sembrar la felicidad
en el corazón de sus contemporáneos. Cantos del Alma, Alborada de Poesía, Raíz y tronco y nido de nidos,
hija, esposa, madre y ascendencia, Nelcy es poseedora del más rico de todos los bienes que nadie pueda poseer: Su propio
Paraíso Terrenal enmarcado por la Paz espiritual que le concede el Dios de sus antepasados, otorgándole Calideces
Espirituales a su delicado ser, esa "antorcha suya de existencia" que la hace decir que: "Nos desvivimos con
ansiedad /construyendo vías productivas / frágiles tropiezos encontramos / y vislumbrantes fuerzas positivas. "Simiente esplendorosa de
vida", Nelcy abona la tierra de sus ancestros con su bendita terquedad de no permitir que se debiliten los lazos
familiares que ella ata con su infinito amor raizal, y enarbola orgullosa su bandera de amor materno convocándonos
a seguirla en el tan difícil de recorrer, sendero de las relaciones humanas. Alguien me preguntó alguna vez, por qué
insistía en publicar mis poemas en estos tiempos de claro desconocimiento del género, a lo que respondí:
"Porque aún tengo alguien de mi propia sangre que me lee y me comprende". Igual puede decir Nelcy,
para quien la felicidad tiene cara de nieta "moderna" que la admira, le organiza sus escritos, los ilustra y los
difunde. Portentoso mundo es éste de Nelcy, intimo edén de sentimientos compartidos donde es posible reír
y llorar en comunidad, y hacer de la felicidad un destino común a todos pese a las diferencias generacionales. Por qué no definir entonces
La Felicidad, en términos de nuestra capacidad de congregar a nuestros hijos, a sus hijos y los hijos de sus hijos,
y con ellos a nuestros hermanos y hermanas y demás familiares, y entre todos elevar el pendón de nuestro orgullo
Es que la verdadera fortaleza moral de nuestra existencia es tenerlos cerca y poder conservar para ellos el hogar ancestral.
Aún más, es habitar todavía el pueblo donde nacimos, convertido en nido amable del que nadie quiere escapar:
"Su brisa nos circunda/de rocío y embeleso /es la Vieja, nuestro río / tutelar de la pradera / abrazando
mi ciudad". Amores
y Desvelos, es uno de los segmentos de Cantos del Alma que Nelcy ha compuesto en honor a su familia, para regalarnos; "un
nido de pichoncitos tiernos / rodeado de mariposas de cristal / flotando en melodías celestiales / expresadas por bellos
serafines (...) sobre el divino paisaje majestuoso". Mariposa en primavera, Nelcy Garzón es así la cantora
de su reino de amor. Ella lo vive para no perderse en el olvido, para sus Interrogantes: ¿Por qué el poeta no
usa máscara? Mascara no utilizo cuando escribo / es tropiezo que estorba en mi camino/borrando inspiración a
mi conciencia. Musa
de la historia de su tierra, Nelcy es la llama de su presente, es el porvenir, es la esperanza, es la Familia, y es la espiritualidad
de su existencia, el aura que envuelve sus encantos de mujer que nos invita a abrazarnos cantando las dichas de existir: "Construir
muro de gran seguridad / gigante de poder impenetrable / no haya sombra inquietante que perturbe/ apartando vanidades fatuas
/vergel de ensueños llamando a conservar / fortaleza cuidando tu simiente. Bienvenidos queridos lectores a este manual, así
debe llamarse porque lo es del buen conducir nuestras naves por el inquieto mar de las letras contemporáneas haciendo
"vibrar de vida, (...) nuestro sensible ser, (...) prodigando placidez por doquier" al mejor estilo de las
buenas costumbres que en Nelcy Garzón son como la Brújula del Norte de atracción magnética hacia
lo más noble y ejemplar de su existencia. "Mi alma himnos lanza hechizada / fragancia de intelecto va cantando
/ despierta el corazón en alborada / fluye sapiencia recorriendo el mundo. Joseph Berolo
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