Jajajijijajijj.... Asi ve la historia el Cuentista. Asi la vemos nosotros que apreciamos y admiramos la Riqueza del Lenguage de este Hombre en Protesta Eterna..asiduo colaborador muy amado de Ave Viajera, Adán Torres. Su infatigable pluma combativa, nos enriquece con el colorido de sus expresiones que solo él sabe utilizar...y nosotros recogemos literalmente.... y entendemos más allá de las connotaciones políticas que manifiestan. Joseph Berolo. Editor

UN DOMINGO EN EL RAIZON© 
-jajaja, jejeje, jijiji, jaja jiji. 

Aquella mañana, después del gran aguaje que cayó por la noche, Hilaria rastrillaba las hojas del patio, mientras cantaba casi como en un susurro una vieja canción chorotegana que hacía mención de las glorias y bondades de una vida pasada aborigen que fue mejor que cualquier otra vida después de La Conquista; de repente, su cantar fue interrumpido por una risotada que se repetía constantemente, y que salió del corredor de las hamacas donde 
terminaba todas las mañanas domingueras el presidente apneo de aquella republiqueta feudal centroamericana de nombre Nicaragua. 

Doña Lila T salió en baraustada del aposento a averiguar qué era lo que estaba ocurriendo. 

Encontró al presidente destornillándose de la risa, -jajaja, jejeje, jijiji, jaja jiji. 

-¿Y ahora?, le preguntó doña Lila T a su marido, ¿se puede saber qué Machalá te picó anoche? 

-Jajaja, jejeje, jijiji, jaja, jiji, no me preguntés babosadas Lila T, que me causa más risa tu pregunta, jajaja, jejeje, jijiji, jaja, jiji. 

-Ahora sí que te has vuelto loco de remate Enrique, dijo doña Lila T; llamando a la Hilaria inmediatamente, -Hilaria, Hilariáaaaa 

-Qui fuí Patrona, aquístoy en il patio ricugiendo las hojas puis del palo di chilamati que botó anochi un pipianazo por todus ladus. 

-Deje de hacer eso y tráigale todas las medicinas a don Enrique que hoy amaneció completamente taraila. 

-Las bujías Lila T, las bujías jajaja, jejeje, jijiji, jaja jiji. 

-¿Las bujías?, ¿qué bujías? Y ahora, ¿de qué bujías hablás?, le respondió doña Lila T un poco alterada. 

-Las bujías del ratón Montealegre, jajaja, ¿para qué comprar bujías Lila T, si lo que menos hay aquí en Nicaragua es luz?, jajajajaja; y ahora con este clavo que tiene con los Cenis, Eduardo, le pone un velo de protección a mi gobierno y a los escándalos de corrupción que se me venían encima, jajajajaja; y luego La Prensa insinúa que hay que cambiar toda la tubería de la ciudad de Managua por obsoleta, cuando bien saben que lo que menos llega por las tuberías es agua... 

jajaja, jejeje, jijiji, jaja jiji; y luego el tango de Gardel que les dejó, es el de los mil ochocientos millones de córdobas que supuestamente quedan en el erario público Lila T, jajajajaja; qué bola de borregos son estos nicaragüenses, entre más mentiras les decimos más crédulos se vuelven; bien hicieron nuestros antepasados cuando les echaron sus nobles caciques a los mastines para que los desguazaran, jijiji; bola de vacas taradas, jajajajaja. 

Doña Lila T quedó meditando un ratito y dijo: -Francamente que ya estás de amarrarte Enrique; 
tenía razón la gente que nos aconsejó que no aceptáramos al dedazo la candidatura que te ofreció tu entonces compadre el Dr. Arnoldo Alemán. 

-No me mencionés a ese ayote empachado que se me va a cambiar este estado de alegría con el 
que amanecí el día de hoy, jajaja, jejeje, jiji, jaja, jiji... 

-Lita T, jajajajaja. 

-¿Y?, ¿se puede saber de qué te estas riendo ahora?, dijo doña Lila T, ya preocupada. 

-Las carreteras, Lila T, jajajajaja, las carreteras las voy a dejar que son un desastre, jajaja, qué bonitas las dejó Tamalón y miralas ahora, jajajajaja; y todo gracias al bachiller de cuita ese Ben Hur de Pedro Solórzano que prometió un kilómetro por día y le dio atole con el dedo a toda esta bola de tamales, jajajajaja; y ahora resulta que me renunció el nuevo ministro tarugo que puse allí para que le cayera a él todo el clavo y la responsabilidad a la hora de entregar el poder pues sólo las cuentas claras conservan buenas amistades, jajajajaja. 

Doña Lila T se sentó desconsolada en su taburete favorito donde solía comerse los limones dulces y las naranjas chontaleñas en tiempos de La Purísima y Navidad, cuando abundaba de todo en Nicaragua y la vida era alegre y dichosa en tiempos de Anastasio Somoza Debayle y la gente podía andar libremente por el país sin temor a ser asaltado, robado y/o asesinado en plena vía pública. 

Don Enrique volvió a reírse nuevamente, jajaja, jejeje, jijiji, jaja jiji. 

¿Y ahora de que te reís otra vez Enrique, dijo doña Lila T, ya como que un poco medio arrecha. 

-Jajajajaja, ¿ya te fijaste como estoy dejando al país todo dividido?, ya nadie sabe por quien votar y segurito que gana el amante de la hija de la Chayo, jajajajaja; escuchá Lila T, me está llamando Tomás Borge. 

¡Tomás Borge!, ¡si no ha sonado el teléfono en toda la mañana Enrique, por favor! 

-Es que así bauticé al burro que me regaló mi ex compadre tamalón, jajajajaja. 

Doña Lila T, se levantó descorazonada y dijo: -Ahí te quedás Enrique, yo me voy a jugar a los casinos para relajarme de tus ridiculeces; Hilaria, decíle al chofer que estacione el carro en la puerta, que salimos para Managua en una hora. 

-Ta gueno patroncita, agorita mesmo li digo la razón. La Hilaria dió la vuelta, y se dirigió hacia la puerta con la encomienda. 

En el corredor de las hamacas sólo se escuchaban las risotadas de aquel presidente que había jurado, cuando era candidato ante los convencionales y correligionarios del PLC, y del pueblo de Nicaragua... ¡Que él sería recordado como el Mejor Presidente de Nicaragua!.. ¡Estupenda falacia! 

-Hilariá, Hiláriaaaa, llamó nuevamente doña Lila T a la nativa chorotegana de Nindirí 

-Aquístoy siñora, pa quí soy güena. 

aya al corral y échele guate al burro para que no rebuzne más; porque con la sinfonía que está dando mi marido en el corredor de las hamacas tengo suficiente, como para pasar amargada el resto de la tarde. 

Doña Lila T se montó en su Toyota SUB último modelo, y se fue a jugar plata a los casinos de la capital, mientras don Enrique finalmente se quedó dormido en la hamaca de tanto reir sus malandanzas, en aquel país repleto de tristeza, de miseria, de enfermedades y de desesperanza. 

Adán Torres 
2006