Manuel Moncada Fonseca. Escritor y Periodista
Creo que primero habría que preguntarse qué es el ser humano. Y ello no vuelve sencilla las cosas, porque entre todos
los seres vivos, al menos de cuantos se conocen y estudian, el ser humano es el más complejo. -- Con todo, debemos comenzar
por algo fundamental: el ser humano es ante todo un ser social. Y lo primero que requiere en esta condición -que es la que
lo define como tal- es la comunicación con sus semejantes; esta comunicación es muy diversa y resulta igualmente compleja.
Y entre los tipos decomunicación que el ser humano establece, se encuentra la amistad que, al igual que todo lo anterior,
no es un asunto de fácil descripción o definición general, sobre todo porque se trata de un sentimiento, de un sentimiento
de afecto hacia una o varias personas. Y los sentimientos son, entre las cosas que nos rodean, lo más complicado de cuanto
nos atañe. Y no es para menos: cada persona tiene su propia manera de expresar o brindar afecto. Ahora bien, el tipo de sociedad
históricamente establecida, con sus determinados niveles de desarrollo material y sus también determinadas relaciones de
producción existentes (relaciones de propiedad) determinan el comportamiento promedio de los individuos, moldean en último
término la forma de pensar y sentir que tengan o posean; sin embargo, los sentimientos, las ideas, las percepciones sociales
aunque determinadas como conjunto históricamente, jamás dejan de ser los sentimientos, las ideas y las percepciones de cada
individuo, que les imprime su propio molde, su propio sabor, amargo, dulce, agridulce,etc. --- Pese a toda su complejidad,
a semejanza del trabajo que nos procura el pan nuestro material de cada día, la amistad constituye el sustento diario de nuestra
existencia, pero no como simples seres biológicos, sino como seres humanos, como personas, como seres especialmente sensibles.
Y hay dos cosas que estando demostradas científicamente refuerzan la necesidad de fortalecer los lazos de amistad y colaboración
entre los hombres: 1) que no podemos formarnos ni mucho menos desarrollarnos sino en sociedad; 2) que entre más confraternicemos
unos con otros -tanto en los marcos inmediatos, vecinales, laborales, nacionales o internacionales-, más felices nos volvemos,
más fácil se hace para cada cual su propia existencia; más probable se le hace alcanzar la dicha o felicidad, al menos se
puede acercar lo mayormente posible a ellas. Septiembre 22, 2006
Elizabeth Leyva Rivera. Poetisa, Maestra, Musa. Argentina. ASI AMO YO.
Soy un ave que va donde le gusta
y lluvia refrescante de verano,
un sol que alumbra y da calor humano
como un ángel guardián ... Nada me asusta.
Soy transparente como un lago en calma
cual melódico mar, mi oleaje es canto.
Yo tengo un corazón que ha amado tanto,
soy rocío o que acaricia a quien me ama.
Mi amistad es un ave de altos vuelos
que me ha obsequiado amigos sin medida,
pocos son los que me han dejado herida.
En el amor mi dádiva es total
amo sin cortapisas, sin recelos,
mi ternura y pasión marchan gemelos;
quien me ame....!anhelo que sea igual!
Les dejo en estos versos mi soñar,
aquí queda entre líneas mi presencia,
aromas permanentes de mi esencia
y un beso sin fronteras de mi Alma.
Mónica Russomanno.--MIS AMIGOS.
Mis queridos amigos. Mis queridos. Mis seres amados desde lejos. Aquellos a quienes vacilo en llamar amigos porque me
parece que la palabra me excede. Esas personas que han compartido vino o cerveza o palabra; esos que han compartido unas
horas y el sentimiento de que al decir esto digo esto, esto, sí, esto precisamente y no otra cosa. Esos que saben a qué me
refiero, que no necesita explicación ni justificación, que presuponen buenas intenciones, esos que se han sentido acompañados
a mi lado, que creyeron y supieron ser oídos de veras; esas hermosas personas a las que no requiero nada ninguna cosa, a
quienes sólo necesito tal y como son.
Esos a quienes he proferido frases duras, antes quienes he desnudado mis vacilaciones, a quienes he agasajado torpemente.--Esas
gentes que a mi lado no usan disfraz, esos que se sacan y quitan las máscaras al subir las escaleras. Esos que siempre están
demasiado ocupados pero que ocasionalmente se dan en confluir para m imaravilla. Esos amigos. Que transcurren vidas ajenas,
que se dan al diario vivir con familias y relaciones lejanas, que no son del todo iguales lejos de esta mesa, que se ocupan
en otras cosas, que viven bien o mal, que sobreviven, que han cambiado un poco sin darse cuenta, que traen frases nuevas escritas
en la frente pero que siguen siendo ellos.-- Esos que se fueron y no saben que siguen teniendo la puerta abierta. Los que
vienen a lamerse las heridas, los que escriben desde otros lugares, desde una época que se les fue sin que se dieran cuenta,
los que buscan un interlocutor que los confirme, los que ya no están o ya no son. Y yo que digo si, a ese lo conozco; sin
atreverme a decir es un amigo. Yo que los quiero tanto. Que tan lejos estoy, que reconozco sus gestos y el matiz de entusiasmo
o desencanto. Esos a quienes quiero y justifican el declive de los días, que pueden animar mi cansancio, que encienden las
luces apagadas, que me prestan otra mirada y otras voces, me regalan historia y sentimiento. Esos mis amigos. A quienes no
me atrevo a llamar amigos porque son tan otros, tan solventes. Y yo tan insegura del ajeno afecto. Cuánto me alegro cuando
me recuerdan. Si los abrazaría en lágrima y pantuflas de no temer que se asustasen. Esos a quienes tanto quiero y temo herir,
espantar, aburrir. Esos mis amigos. Amigos de estar por casa, de hablar por infinito, de conversar por noche entrada. Amigos
transversales de atravesar la vida entera aunque sea dos veces por año. Amigos de retomar la conversación dejada hace una
década. Y si, habrá paredros fatalmente que se reconocen en dos palabras. Los sentiré afines para siempre. Cuestión de olor
o piel o más bien de convergencia, construcción sagrada si tal cosa existe. Irrenunciable. Y floreceré cuando se de el encuentro.
No los querré dejar partir, no me animaré a invitarlos, moderaré mis ganas de verlos más seguido, respetaré su privacidad
y sus obligaciones. Me censuraré la expansión, no me permitiré rascarles la barriga para que se den vuelta con las patas al
aire, no les revolearé el pelito o la pelada. Eso no está bien, no se puede. Los abrazaré con el cariño, eso sí. Pondré sobre
la mesa grandes copas de afecto para ellos. Me alegraré si las cosas les funcionan pero no podré solucionarles la jornada,
los escucharé, eso sí, toda entera. Y desearé que vuelvan.