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"una noche, una noche toda llena de perfumes, de murmullos, y de músicas de alas...Y la luna llena por los cielos azulosos, infinitos y profundos esparcía su luz blanca, y tu sombra fina y lánguida, y mi sombra, por los rayos de la luna proyectadas, sobre las arenas tristes de la senda se juntaban". José Asunción Silva. Patas Arriba Con La Vida "Se que voy a morir porque no amo ya nada" escribió Manuel Machado y en esta hora de la partida de María Mercedes Carranza, sus palabras vuelven a mí. "Esta mujer está sola...Ella está sola, y en la obscuridad, a tientas consigo misma, las palabras la buscan para decirla". Asi la describió la Editorial Colombiana Oveja Negra al publicar su libro TENGO MIEDO, en1983.
Hoy, La muerte por tristeza y soledad se ha llevado a esta musa colombiana, "contabilista de estrellas", que un día le dijera a su hija: "Cuando entiendas por fin que el mundo es redondo, habrás perdido para siempre". Musa del dolor de Colombia, Maria Mercedes, debió conocer en su hora final, o mucho tiempo antes, la terrible realidad de la redondez del mundo; a ese duro conocimiento y al secuestro de su propia existencia, debió ser llevada al convertirse en víctima de semejante infamia su hermano Ramiro, en poder de las Farc desde el 2001. Creyendo haber perdido para siempre, según su ideario, María Mercedes, -- comenta el escritor y periodista Daniel Samper Pizano en su artículo: "Me estoy diciendo Adiós", publicado en El Tiempo-- ejerció "una de las pocas libertades que nos van quedando a los colombianos, que es la de escoger morir antes de que tomen la decisión por uno". Dolorosa decisión. Incomprensible. No la acepto. Sin embargo, la respeto. La VIda de Maria Mercedes justifica su forma de partir. Aplicando una frase de Juan Ruffo, usada por ella misma, María Mercedes: "no tenía ganas de nada. Solo de Vivir". Y vivió durante sus 59 años, siendo "ella", y lo seguirá siendo durante mil, y nos acompañará en el tortuoso camino de nuestra propia inconformidad con el destino de nuestra patria. Su pluma convirtió las balas en poemas y la esencia de su espíritu en realidad de lucha; sus inquietudes socioculturales permanecen plasmadas en los anales de la Asamblea Nacional Constituyente de 1991, y su corazón en cada piedra y rincón de la Casa de Poesía Silva, esa otra hija muy amada de su empeño de vivir y, hasta cierto punto, de redimir el haberse ido sin decir Adiós. María Mercedes: José Asunción Silva te esperaba nocturnando. El eco de la bala que rompiera el corazón del melancólico suicida, hace un siglo y algo más lejano, debió ser el último ruido que escuchaste antes de partir hacia lo eterno. Siento que te fuiste, sin violencia, con mística mansedumbre, piadosamente, sin que tuvieses miedo alguno, sin "una mancha en el mantel". María Mercedes: te fuiste cuando y como querías, a contar las estrellas y comprobar la redondez del mundo, "una noche, una noche toda llena de perfumes, de murmullos, y de músicas de alas...Y la luna llena por los cielos azulosos, infinitos y profundos esparcía su luz blanca....y tu sombra fina y lánguida, y mi sombra, por los rayos de la luna proyectadas, sobre las arenas tristes de la senda se juntaban". Que descanse en Paz la guerra", inolvidable María Mercedes. Tu Colombia,-- "este país que nos está matando" como solías decir entre suspiros y reproches-- tiene miedo porque te fuiste y el miedo no se fue contigo. Hoy, te repite, bajo la noche de su propia angustia: "Procuro dormir con la luz encendida, y me hago como puedo a lanzas, corazas, ilusiones. Nada me calma ni sosiega: ni esta palabra inútil, ni esta pasión de amor, ni el espejo donde se ve ya mi rostro muerto. ¡Oídme bien, lo digo a gritos: tengo miedo! "Patas arriba con la Vida", escribiste, y acabaste asi aquel poema: "Maria Mercedes debe nacer, crecer, reproducirse y morir". ¡Tengo Miedo amiga mía...mucho miedo! Joseph Berolo Ramos-- Julio 11, 2003 |
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