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ENRIQUE CORDOBA
"La temática de fronteras e identidades en el siglo XXI constituye una serie de temas fundamentales para la comprensión de procesos políticos contemporáneos, tanto en Latinoamérica comoen Europa''. Michiel Baud A msterdam -- Latinoamérica es caso de estudio. En su pasado no se ha hurgado lo suficiente y su futuro es tan incierto como el tamaño de su geografía. Hoy hace malabarismo social para sobrevivir con su adolescencia desorientada. Los insistentes desaciertos políticos la dejan como una joven vulnerable, en una era donde los poderes dominantes extienden sin compasión sus fronteras culturales, políticas y económicas. La hora es angustiosa porque a la incompetencia e inmoralidad de sus élites gobernantes se une el desafío de la corriente ideológica globalizadora. El hambre y la pobreza del 60 por ciento de su población, en medio de riquezas naturales, humilla la inteligencia del hombre de nuestro tiempo. Tiende uno a creer que los latinoamericanos unen las variables posibles para rechazar las ideas adecuadas que conduzcan a construir paz, estabilidad y progreso. He venido a la Universidad de Amsterdam para unirme a ochocientos académicos que traen los maletines llenos de trabajos acerca de nuestra realidad. Este congreso auspiciado por el Consejo Europeo de Investigaciones Sociales de América Latina, CEISAL, y la Asociación Holandesa para América Latina y el Caribe, NALACS, confirma el interés por lograr un mejor entendimiento de las contradicciones de nuestro hemisferio. ''La temática de fronteras e identidades en el siglo XXI constituye una serie de temas fundamentales para la comprensión de procesos políticos contemporáneos, tanto en Latinoamérica como en Europa'', afirmó Michiel Baud, presidente del comité organizador del evento. Me atrae el ejercicio de examinar si la globalización es capaz de cambiar las fronteras culturales que se han creado para comienzos del siglo XXI. Se trata de detectar si ante este gran desafío los valores de los países latinoamericanos podrán conservar sus identidades culturales en el actual proceso de formación de una civilización a escala mundial. ''Vivimos una expansión sutil o brutal de dominación'', afirma Guillermo O'Donnell, ex director del Instituto Kellog, de la Universidad de Notre Dame, Indiana. ``Es el desmantelamiento del estado [...] Aparece un tipo de sociedad desvertebrada y desarticulada [...] Allí surge la irracionalidad de los organismos multilaterales como el Banco Mundial y el BID [...] Hay un paso, y muy corto, de la criminalización de la pobreza [...] Lo que los latinoamericanos nos hacemos a nosotros mismos nos hace daño. Somos agentes activos de estas sociedades menos igualitarias''. Ante la sistemática eliminación del estado, dice O'Donnell, Latinoamérica debe responder con la invitación al diálogo abierto, moral, comprometido. Frente a la marcada influencia de Estados Unidos al conjunto de sociedades de Latinoamerica, el profesor de ciencia política de la Universidad de Magdeburg, Eduardo Jorge Vior, invierte la ecuación. ``América Latina ha extendido sus fronteras hacia el norte''. Yo le digo a mis alumnos, me comenta, ''que América Latina va de Nueva York a Tierra del Fuego [...] Nosotros extendimos las fronteras 3,000 kilómetros al norte, pero al mismo tiempo dentro del continente latinoamericano hemos reducido nuestras fronteras por los procesos de marginalización y desintegración de nuestra sociedad''. Entonces --acota el científico social-- lo que tenemos en este momento son dos espacios yuxtapuestos, dos espacios culturales y políticos que están ocupando el mismo espacio territorial. Soy testigo en mis viajes del crecimiento de esa mancha migratoria. Se habla de 100,000 colombianos en Londres y otro tanto en Madrid. En Holanda somos 20,000, me dice John Jairo Ayala, de 32 años, uno de los cinco mil niños colombianos adoptados por familias holandesas, en el programa Chicolad. Vive su biculturalidad intensamente con su novia Luz Marina Van Dyk, nacida en Medellín, tambien adoptada. Buscan fortalecer sus relaciones con sus padres biológicos. Aprenden español, bailan salsa, y sueñan con los Andes. Los suramericanos, principalmente de Argentina, Colombia, Ecuador y Perú estan desplazando a los subsaharianos. Miles de chilenos que dejaron su patria durante el régimen de Pinochet están plenamente establecidos. La emigración es una de las manifestaciones de la crisis. Muchos sucumben a las dificultades, pero hay una política favorable de los estados industriales para los visados de alta tecnología ''Estamos ante un derroche multimillonario'', expresa uno de los ponentes. ``Los países emisores invierten 30,000 dólares para educar a cada uno de sus profesionales''. En Europa el déficit de capacitación en tecnología de la informática creará vacantes debido a la insuficiencia en los programas de capacitación y envejecimiento de la mano de obra europea. Los investigadores señalan que por cada migrante latinoamericano que se establezca en Estados Unidos, otras tres personas emigrarán durante dos décadas, posteriormente, como promedio. Es un éxodo costoso. Pensemos con el deseo que Latinoamérica está en proceso de reorganización social. En un mundo tan cambiante como el que vivimos el éxito radica en nuestra capacidad de adaptarnos en este cruce de fronteras. Me lo dijo el profesor Antonio Colomar de la Universidad Autónoma de Madrid: América Latina debe mostrar su creatividad y calidad para superar sus problemas con la cooperación internacional. ``La riqueza del mundo es nuestra pluralidad''. Enrique Cordoba Escritor y Periodista Colombiano-- Publicación Original: El Nuevo Herald © |
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