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Un matrimonio renovable cada 7 años..o
mejor, cada cinco años...Si.Hoy es urgente e inaplazable volver a pensar la relación amorosa, una relación
hondamente trastocada por la revolución pacífica y silenciosa de las mujeres que nos obliga a emprender un
éxamen crítico de las viejas éticas del amor. Las
mujeres ya son sujetas de deseo, de palabras, de derechos y los hombres intuyen que es necesario adaptarse con generosidad y creatividad a este hecho sicológico. Ya
es imposible amar como se amaron Efraín y María y debemos seguir elaborando el duelo de viejos imaginarios,
mitos, leyendas e imponiéndonos
ese ideal femenino que mi generación fracturó sin lograr erradicar del todo. Es necesario entonces, emprender un nuevo ajuste con nuevas representaciones culturales de la feminidad. Representaciones
que tal vez se pueden sintetizar en esta consigna de un feminista francés de jóvenes mujeres de barrios marginales,
llamado,"Ni putas ni sumisas tristes" porque hoy las mujeres no son ni pasivas, ni abnegadas, ni madres sobre
protectoras, ni castradoras, ni brujas, ni putas, ni ángeles sin sexo. Son las hijas de mi generación
que heredaron sin quererlo una revolución inacabada, es decir una taréa inmensa de ajustes culturales que les
permitan desatar nudos y seguir avanzando y amando a los hombres sin tanto dolor. Y cuando abordo el tema del amor y la sexualidad con las mujeres, entiendo que ellas están pagando el costo
de esta revolución que aún no ha logrado vencer las tenaces resistencias de una cultura patriarcal. Y a estas
mujeres las he escuchado contar sus extrañezas frente al dolor provocado por la infidelidad cuando pensaban haber
resuelto esto mejor que nosotras. Las he oido enfurecerse ante la aún insuficiente participación de sus compañeros
en lo doméstico; las he visto llorar ante la dificultad de conciliar su vida amorosa y exigencias de autonomía,
y, en fin, las he seguido con gran tristeza al entender que lo que les entregamos les genera tanto dolor, aun cuando es,
hoy por hoy, un dolor diferente al nuestro. Y finalmente, la pregunta,
es ¿Cómo pensar ahora, después de tantos cambios, la relación amorosa? Talvez en medio de
un contrato amigable entre un hombre y una mujer adultos y suficientemente fuertes para soportar la libertad del otro o
de la otra, es decir tratando de conciliar talvez lo irreconciliable: el deseo de autonomía, libertad y soledad
con la imperiosa necesidad de amar...Y digo, irreconciliable, porque de hecho, toda relación amorosa lleva a la
alienaciín de un fragmento de si mismo, de si misma, de su libertad. Por esto mismo, hay que negociar y tal vez renovar
cada cierto tiempo este compromiso, y lograr, los ajustes necesarios en caso de que se pueda llegar a acuerdos para establecer
un mínimo de consenso con ese amado o esa amada. Kafka decía"provisionalmente
y para siempre" una expresión absolutamente bella para la negociación amorosa...Lo dice también Julia Kristeva: " Cuando es para toda
la vida, se hace necesaria una negociación para introducir lo provisional. Y sí , un matrimonio renovable,
cada 5 o cada 7 años, O CUANDO LO PIDE EL AMOR> Nota del Editor
El amor...PUEDE DAR, MAS NO LO IMPOSIBLE. Como hombre que sabe y conoce porque ha vivido, el amor en todas sus dimensiones,
digo: Cuando el amor se acaba, es decir, cuando se comienza a exigir al otro, o a la otra, IMPOSIBLES, (como lo es Amar
cuando ese sentimiento ya ha muerto) es hora de renovar--no ese contrato que dice : "hasta que la muerte nos separe"--
sino nuestra propia vida, libres para volver a amar, esa vez, si llega, provisionalmente y para siempre, esa profunda
expresión kafkiana escrita arriba, que debe traducirse asi : Amame para siempre aunque solo sea por un momento.
Construyamos PROVISIONALMENTE, para que nos dure toda la vida. |
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