GRITO DESGARRADOR POR HAÍTI Piedad
Romo Leroux, Ecuador En medio de tus cañaverales, los zafreros desposeídos, mendigos en su tierra, claman por tanto escarnio, afrentas despiadadas, inhumanas. Los Arawak, los Caribes y Taínos, durante siglos han vertido lágrimas de sangre, los
sollozos resuenan
entre los pastizales, y
un reguero de infamias matan toda esperanza. El látigo de los usurpadores, ha desollado pieles y ha mancillado almas. Por la magnitud de los oprobios, no puede haber perdón. Por la tierra pisoteada, se entumecen y desfallecen las voces de los
agraviados una
y mil veces, por las injusticias enclavadas inmisericordes en tu seno, por tus negros y mulatos sin futuro, por tus mujeres y niños, prohibidos de beber el almíbar de
tus plantaciones, ¡no
puede haber perdón! Ni siguiera el vudú de tus ancestros, ni el bokor, capaz de revivir a los muertos, ni miles de Duvaliers resucitados, podrán vencer la fuerza
de tu espíritu. Tu
espíritu indomable y justiciero, ha logrado expulsar a tus colonizadores enclavados como reptiles voluptuosos en tus oquedades misteriosas, hasta libar el último
sabor de tu miel. En
medio de tanto infortunio, los sonidos de tus tambores y trompetas, el saxofón de Sicot, las caderas voluptuosas de tus mujeres, no apagaran las cadencias de
tus ritmos africanos,
ni los cantos de los trovadores, ni el hip hop, el rap, el reggae. Grito de libertad en las Américas, y sin embargo no has logrado zafarte de la infamia de los
blancos, filibusteros,
malandrines, que sin
escrúpulos, les han robado todo, menos la memoria y la esperanza.
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