llamado por los dioses Janto
y quiero tomar por asalto los cerros de mi pueblo.
No he guardado los rebaños de Laomedón
en los barrancos del Ida
ni he hecho pacer las
yeguas de Admetos
en las amplias llanuras de Tesalia;
pero quiero tomar por asalto
el
aire indomable
que respiran airosas sus palomas.
Tomar por asalto mi ciudad y su viejo cementerio
y convertirme en vigía y guardián
bajo las coces de todas las potrancas,
de sus
puertas y todos sus candados.
Y
como soy hostil a la magia de los brujos, mis rivales,
quiero
tomar por asalto
el camino umbroso del infierno.
Si antes que todo fue el Caos, por qué
no asaltar estoicos,
el murmullo de todas las cigarras.
Si fuera de la tierra está la noche
profunda,
por qué no asaltar en los cruces de camino
a los fantasmas.
Con residencia en el Palatino o en el Quirinal,
me
voy con mi embriaguez salvaje,
a recibirme de asaltante
en
las estrellas.