TORMENTA
EN LA CIUDAD Es
una noche larga A
contra luz La
tormenta atraviesa con sus espadas Es la ciudad diluviada en estampida No quiere cargar más sus muertos Los lanza a la creciente del río -Como si fuera tan fácil
ocultarlos- Huyen
los peces Las
piedras se apartan La
ciudad y sus habitantes se acostumbran Yo me escondo tras mis espejos. SUBIENDA Y SALOBRE Ignora la ciudad el salobre y
el olor a pino libre Hasta
su piel no llega la melodía del viento marinero Se queda la misiva en los cerros asfaltados Tiempo de subienda huele el pescador Orillas citadinas padece el campesino
desarraigado Y
yo aquí escribiendo bajo techo seguro A la espera del regreso al aroma de pinares. ESTA NOCHE Me llevan el tedio de la lluvia El verde de la ceiba que el cielo
me oculta De
nuevo el bullicio metálico de sirenas De vendedores ambulantes Cierro los ojos Abrigo la garganta Con el gato aún bajo mis
pies, finjo dormir El
verso insiste Me
trae de nuevo Líneas
de jazz y el fuego de una mirada de vino Auguran que esta noche no será tan negra.
LICENCIA DEL POEMA Soy amasijo de rabias La partida que anticipó la mía Legó mi fuerza a los vientos. Sin rumbo
va el gesto en búsqueda sanadora Oportuna la palabra con su apertura de matices Licencia de fuga Del poema voy como péndulo iridiscente Marco de nuevos tiempos
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EL FIN DE LAS COLINAS
Llegará el día
del fin de las colinas las
aves volarán contra los cristales grava y caliza al gris renunciarán en su agonía la grama deletreará rocíos vivideros apiñados de
vientos yacentes sepultado
río entre hierros oxidados de sus aguas duras beberemos Triste será agosto sin niños sin cometas
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