Terra Incógnita Incapaces
de formular una respuesta al sinnúmero de preguntas que nos hacemos sobre nuestro destino en la tierra, debemos analizar
el verdadero sentido de la misión de los actuales dirigentes de la humanidad quienes posiblemente solo alcanzarán
a conducirnos a través de la jungla salvaje del mundo moderno sin poder asegurar
que son capaces de llevarnos de regreso al Paraíso.
En nada se diferencia el hombre moderno de sus antepasados en su lucha por obtener comodidades materiales y espirituales.
Hoy, se defiende igualmente, pero como un simio con Master y especialización en el arte de sobrevivir.
Sometido a situaciones geopolíticas y escogencias morales sin precedentes en la historia
de la humanidad, desconocidas para el hombre del Siglo XXI, éste se ve arrastrado por los movimientos de derecha,
izquierda y neutrales cuyo apetito es exclusivamente la exposición de ideas políticas, sean estas contrarias
o no a sus expectativas de cambio y mejoría en el desarrollo de su existencia.
La única excepción es
que hoy cuenta con medios que para nuestros antepasados fueron imposibles de obtener: agricultura mecanizada, foto síntesis,
realidad virtual, velocidad hipersónica, y medios científicos y de comunicaciones tales que ya no queda nadie
ni nada en el universo con lo que no se pueda estar en contacto.
Abandonado por completo en su concepción moral y espiritual de su razón de ser, y
en convulsión extrema por obtener identidad propia más que alimento nutricional, el hombre moderno se ha olvidado
el pecado original y no cree en la posible resurrección eterna a una vida de privilegios y recompensa por los sufrimientos
terrenales.
Algunos humanistas sugieren
la posibilidad más o menos inmediata de que pronto habremos de experimentar una especie de parálisis de las
extremidades, excepto que los dedos de la mano deberán ejercitarse en el constante oprimir de teclados para obtener
todo lo que requiere, transformándose el sudor de la frente en el de un dedo cuasi mecánico.
Parece inevitable que semejante evolución tan solo nos permita
asimilar fragmentos del cambio, ya que una innovación conduce casi instantáneamente a otra, y así, en
reacción en cadena posiblemente destructiva de la mente de quienes a duras penas comienzan a entender los simples elementos
que conforman el proceder humano.
Para los humanos acostumbrados a una existencia tradicional y rutinaria, el cambio
es imponderable, tanto que una súper computadora como la de origen chino, 93 petaflop Sunway TaihuLight, capaz de procesar
93,000 trillones de cálculos por segundo, no puede descifrar el enigma de si el cambio va a sucederse para bien o para
mal.
Surgen ante dicha evolución una serie de preguntas inquietantes. Si el hombre se libera del trabajo manual
y de su lucha contra la naturaleza y aun de ciertas inquietudes básicas como las de los instintos amorosos nacidos
de idealismo romántico predominante en numerosas culturas, ¿Qué hará entonces? ¿Cultivará
su mente? ¿Mejorará su sensibilidad? ¿Aumentará su comprensión? ¿Tratará
ha de llegar al fondo de las cosas que le suceden y estudiar el origen y la causa? - 0 por el contrario, ¿Permitirá
que el abandono, la incapacidad, la monotonía, la estandarización, la rutina, lo dominen?
Estamos ante un Homo Sapiens pre condicionado para elevarse hasta el más alto nivel de su capacidad intelectual
o descender a los más profundos abismos de su debilidad de simio desnudo.
Que tal cosa suceda dentro de la evolución
humana es lo que hace la probabilidad de su exterminio mucho más trágica por el simple hecho de que en el proceso
de cambio se mezclan elementos de deshumanización y conformismo generativos de ansiedad y depresión al ver nuestra
individualidad convertida en objeto de manipulación, nuestras ansiedades explotadas, nuestros deseos mal interpretados
y nuestras vidas arrastradas al vórtice de una desincronización máxima de todos sus niveles de acción
y ejecución. Surge entonces dentro de nuestro ser un profundo sentido
de encarcelamiento y soledad acompañada. Espectros estos más aterradores que la amenaza de una bomba nuclear
que al fin y al cabo representa una tragedia de masas más que un problema individual.
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LA VERDAD*
Terra Incognita II El mundo actual le ofrece a la humanidad todo o nada. La posibilidad
de ser conducida, más a un estado de miedo permanente que de seguridad es más real que imaginativa, siendo
como son, más fuertes las penas de la revolución moral que los beneficios de la revolución industrial.Sugiere
Ernest Van den Haag*, Sociólogo norteamericano, que, "primero todo es comprensible, y segundo, que para todo hay
remedio".
Claro que es preferible que todas las cosas se hagan comprensibles. Sin embargo, el fenómeno general de la
capacidad o incapacidad de las masas para absorber el gigantesco torrente de conocimiento y de cambio que recibe a diario
a través de todos los medios de comunicación modernos, asusta a unos cuantos, y a otros los deja relativamente
inconmovibles.
Para aquellos de nosotros
que nos conmovemos fácilmente ante el fenómeno de la transformación humana, nos toca recurrir al análisis
metódico de la razón causa y efecto de tal transformación.Nos vemos lanzados al mar de la inconformidad,
incapaces de navegar las tormentas y dirigir la furia evolutiva que nos ataca. Nos encontramos de repente hundidos en el desconcierto
y la duda, relativamente superior a nuestra capacidad de razonamiento sobre todo aquello expresado anteriormente, de que (sic)
todo es comprensible y para todo hay remedio.
Ante la falta de respuesta que satisfaga
nuestra angustia, nos convertimos en víctimas o en victimarios representativos de hombres y mujeres que viven tragedias
parecidas en la anonimidad de sus calvarios. Ocultos
en las salas de consulta de los psiquiatras, o solitarios por las veredas de su mundo, millones de seres van crucificados
al dolor de la incomprensión y la insatisfacción. Sin embargo, pese a lo negativo de su existencia, son vidas
cargadas de ilusiones, aunque no puedan realizarlas. Tienen que enfrentarse a la verdad y al encontrarla se desmoronan sin
que nadie ni nada quede que pueda sostenerlos, mucho menos de sostener otras vidas.
Muchas
veces se descarta una buena oportunidad de salvación propia o ajena, por otra menos propicia, solo para volver a vivir
una aurora falsa y un doloroso despertar en brazos de la fatalidad que es herencia de quienes, ante lo inalcanzable de sus
metas, creen encontrarlas en el primer despliegue de afecto que cualquier desconocido les ofrezca. Al ser humano, trivializado, vacío, separado de su pasado,
de su comunidad y de sí mismo, de ese "Yo", tan difícil de encontrar, le corresponde vencer antes
que ser vencido en la lucha por encontrar una definición permanente a sus inquietudes evolutivas y poder así
consagrarse por entero a la conquista de sí mismo antes que a la dilapidación de sus valores en manos desconocidas. Debe aprender a estrechar y amar todo lo que contenga valor y dignidad
moral perdido en nuestro permanente batallar por asimilar el controvertido mundo en el que le ha tocado vivir como bestia
"civilizada".
Anécdota Cuando era niño, pasaba horas enteras en el bloque cercano a la casa donde vivíamos, discurriendo entre
la arboleda y creando en mi imaginación toda clase de fantasías o imaginándolas reales. A medida que
fui creciendo aprendí lo fascinante que puede ser un espectáculo de magia viendo surgir de entre
un sombrero y en forma espectacular una bandada de palomas o de una mano un interminable paquete de cigarrillos, o
de un vaso desocupado un cascada de leche fresca y espumosa, y al viento, con un simple gesto de magia del protagonista,
un millar de pañuelos coloreados de lo que antes fuera solamente una pequeña caja de papeles de
colores desperdigados sin sentido. Fue allí, ante el mago Richardini, en el teatro Municipal de Santafe de Bogotá,
que mi mente, como quizá la todos los espectadores. se inicio mi proceso de creación
de falsas ilusiones . Años más tarde, quedaría embebido viendo en el celuloide al mago Houdini
y su prodigioso arte de librarse de toda clase de cadenas, prisiones y amarradijos formándose así una
vez más, en mi imaginación la idea de que no importan cuan fuertes sean los lazos que nos aten al mundo, seres
y cosas, siempre pueden ser desatados y se puedeemprender animosa carrera por los caminos de la libertad y de
la fantasía. ' Joseph Berolo 26/04(2018
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