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 Bienvenido  a la Paz
                     para nuestro tiempo y el tiempo de nuestros hijos y los hijos de sus hijos  a través del cultivo de las
                     Bellas Artes en los jardines de su mente y sus corazones |  
         
         	    
            
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 SUEÑOS DE ROCAS BLANCAS   Te soñé cabalgando en las olas espumosas de un río azul,  movimientos
                     ondulantes  de las amantes extraviadas en el tic tac vacilante
                     de un reloj sin tiempo, del péndulo martillante. Te soñé cabalgando en la cresta de las dunas abandonadas, desierto de tus soledades  contaminadas, el mar verde, para pescar besos de esperanzas, deseo indescifrado,
                     sueño moribundo en tus labios húmedos, y la tierra,
                     ansiosa de amarte de los pies a la cabeza, siembra de abril,  cosecha noctámbula del manantial de tus pechos en mayo, mis manos lascivas y tus besos húmedos, y en mis sueños, bebiendo vino rojo de tu boca en éxtasis, justo donde el mar pierde sus ilusiones, convertido
                     en flor sin pétalos. Un rastro de humedad descendiendo de
                     la cima,  tu placer, envilecido, mis ilusiones, agonizantes, un atado de
                     manzanas verdes  y uvas blancas, el  camino de rocas calcinadas.         PROTESTA 
   Y te veo gritar, miles de miles de veces; es la misma voz, y tu puño en alto. Estás vivo y tienes hambre, educación, es tu alimento, los herejes ufanados
                     en curules, se limpian los pies, que arrastran su miseria. Un ignorante legisla, el
                     corrupto distribuye, un grito reclama.     | DESTIERROPies de polvo y roca besando los caminos muertos las manos tiritando buscando el sol de
                     los demonios,
 y un destino, sin rumbo, pisoteando flores de mayo
 frio
                     que rompe los pasos de la mísera existencia,
 no hay sonrisa en la famélica esperanza,
 seres cadavéricos, desgracias reptantes, ojos extraviados
 y un destino
                     debajo de cada piedra, del árbol seco,
 de las manos de miles de mendigos.
 Pasos desnudos sin futuro,
 el odio enjaulado en unos ojos opacos,
 rabia,
                     tristeza, muerte atada a los tobillos,
 al hambre de los días sin sol, bajo el calor de la
                     desgracia,
 viajeros del día obscuro, de las noches perdidas, de las mañanas desperdigadas
 y los horizontes marchitos.
 Seres despedazados en hilachas de esperanzas,
 y los gritos del niño muriendo con la boca cubierta  de polvo,
 amamantado
                     por su índice cadavérico,
 desierto de la última guerra atómica.
 Caminan entre tumbas de patrioteros oportunos
 salvadores de su propia carroña,
 profetas de la paz y criminales de sus propios feudos,
 y una fila de hombres
                     hormiga anhelando azúcar fresca,
 un camino cubierto de odios
 un
                     emigrante moribundo, cientos de emigrantes serpenteantes,
 miles de niños macilentos,
 la ilusión asesinada, la esperanza sepultada,
 el tiempo corriendo
                     a tumba abierta.
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               | MORIR EN EL CIELO   Estoy detenido en el tiempo de tu amor secreto, pensamientos enredados en la medusa de mis deseos, tu cuerpo atado a los presagios de mis besos y
                     en tus noches un corazón sin cofre, un espacio vacío. Tú, guardas la luna de los amantes, idiotas útiles de la sublime apetencia, hogueras
                     consumidas  en un lecho de nubes azules,  tu desnudez siniestra,  oda maravillosa, tu recuerdo
                     detenido en el tiempo. El mundo en dos palabras; te quiero, te amo,  te sueño... construido
                      con hilos de enloquecidos versos, mundo colgante, pasos  sobre
                     arena desierta, calor de mustios espacios de la última tarde, de la última noche de tu boca enrojecida con poemas decadentes. Los ángeles  suplican que te marches, y el demonio de mis execrables deseos crucificando
                     tus carnes con caricias de manos indigentes, reclamando recitales
                     de gemidos eróticos, lecturas ocultas de nuestras sacrílegas
                     comuniones. El tiempo inmóvil, cuando ambos dejamos de existir, en el paraíso del éxtasis de las ofrendas. | GACHANECA   Aún detenidas, son tus aguas danzarinas aliciente florecido para el amor y la vida, entre
                     cumbres, abrazadas por las nubes blanquecinas Gachaneca adormecida,
                     en la montaña tranquila. Tus picos buscan del cielo, el
                     abrazo del destino, son deseados tus montes de húmedos musgos
                     y pinos el viento arrulla tus ansias, para alejar del camino el hacha del insensato, destructor, ruin asesino. Tus entrañas horadadas, del minero en vil camino se resisten a la muerte, para parir nuevos hijos, hijos
                     de la luna en celo, del manantial opalino. de las cantarinas fuentes,
                     de la lluvia, excelsos vinos Bebes con ansias perdidas de musgos
                     y frailejones  un manto de dulces gotas, de las nubes en abril alquimia desconocida del altar cubierto en dones a las manos que cultivan, en el valle, amor febril Ojos ansiosos te buscan oteando las colinas esperando
                     de tu río, el claro maná de vida el canto de tu destino,
                     el aroma de la cimas, más, aquel hombre imprudente asesinará
                     tu partida, envenenando tu lecho con el sobrante de minas o con químicos usados, en la tierra adolorida. Gachaneca, madre viva, montaña de las alegrías fuente de amor en porfía, altar del gran soberano espejo
                     del alma viva. |  
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               | AMANTE NATURALEZA   Te amé a la sombra del bosque y la niebla con besos
                     de uvas silvestres adornando un encenillo, en tus mejillas, romeros,
                     dando sabor a mortiños y en tu pelo haciendo nido las aves
                     blancas del cielo. Orquídeas que manan leche, de tus senos
                     flor de mayo, tu piel de suaves helechos, de musgos, de madreselvas, nardos de aroma y miel, de fresitas y de gardenias. Te amé en el álveo amoroso, siempre adornado de flores, un Jacinto entre tus manos con lirios y margaritas y con arrullos ruidosos, de los sinsontes en celo, del
                     ruiseñor amarillo y del jilguero deseoso, del arroyito curioso
                     o de un gladiolo indiscreto. Te amé, en el bautizo con las
                     gotas de rocío, en los besos de las nubes, con el viento
                     presuroso y en el mustio lecho de hojas de un alelí enternecido. Te amé, atando tu corazón con clavellinas moradas,  una flor de margarita como filial oblación, un nigüito en tu mano, la sortija, y
                     mi corazón de por vida como ofrenda de pasión. Cultivé
                     una nube blanca, con arrullos de bromelias en tu nidito de musgos,
                     en un bosque de azucenas quería tener un rio chiquito, para
                     bañar tus muñecas Hoy no hay bosque, no hay amantes, no hay anillos, no hay ofrendas, ¡Haz muerto!, bosque, ¡haz muerto!, rio, no
                     hay amor, solo hay hastío.   Luis Alfonso Espinosa M Nota: Poema ganador convocatoria
                     FIC 2018. Tunja   | MIEDOS   EN RECREO     Correr el riesgo de
                     escribir un poema sin sentido,  caminando al borde de alma,  aferrado de un puñado de arena, arena de mi desierto que quema hasta la muerte, asesina
                     de los minutos,  del ocaso de mi tiempo, de mi vida que no
                     es vida. Un frío intenso en mi conciencia herida,  en la soledad senil, en
                     ilusiones desterradas por las dudas y el silencio, Una daga en
                     celo cortando las venas de unos brazos suplicantes,  unas
                     manos desoladas. Prefiero los pasos silentes de la angustiosa muerte, las ideas atadas, la derrota de la ausencia, el adiós al moribundo, una noche
                     sin luna, un sol abrazado al negro manto del olvido. Te busco en el espejo de una noche sin luna, en el último minuto de un día lluvioso, te extraño en los resquicios de los caminos sin destino, en el lamento de las hojas secas del bosque silencioso, donde
                     aúllan los lobos que persiguen mi soledad  y se alimentan
                     de los restos de mi amor moribundo. Te sueño en los versos
                     del olvidado poeta,  en las flores marchitas del buró
                     sin dueño, donde puse a remojar mis besos en el agua dulce que la flor no alcanza,  mientras
                     muero de sed y de añoranza.   |  
         
         	    
         
         	    
            
               | SECRETOS   Los amantes hablan de los planetas desiertos, un
                     deseo moribundo, derribando pieles, escombros sin rumbo, buscando
                     el silencio, los sueños; ilusiones o simples añoranzas
                     de noches humedecidas de glorias celestiales iluminadas en desenfrenos
                     y pecados. Los amantes se resucitan de las cenizas cada vez que
                     mueren  en su propio infierno, añoran las tormentas, se esconden de sus miedos, reptan a sus escondites calurosos,  ocultos, se aman,
                     se beben, se sumergen despiertan en las arenas de las sábanas
                     atormentadas; son los amantes, caminando al encuentro de sus propios
                     destinos en tanto sus manos, se tocan sin encontrarse, los manantiales donde beben las almas mustias, al oído le susurran el nuevo encuentro cada
                     vez que mueren en su propio infierno.   | PASO UN MAESTRO 
   Pasó un maestro
                     construyendo fantasías, llevando en sus deseos un manantial
                     de ilusiones. Paso el maestro desojando margaritas, construyendo versos, atrapando estrellas  creando lunas y amasando amaneceres. Paso
                     el maestro con sus bolsillos de ilusiones dejando en cada paso,
                     apenas una huella  que será borrada con la suave brisa  de los constantes olvidos. Pasó
                     el maestro recogiendo las cenizas de las ilusiones perdidas, de las luchas traicionadas, de
                     los recuerdos atados con el cordón de los zapatos. Paso
                     el maestro con sus mensajes desgranados con sus cabellos blancos
                     y su alma atada a la telaraña de gotas de rocío,  que el sol naciente volverá una nube para dejar volar sus pensamientos a las
                     etéreas alturas de su mundo desgarrado. Pasó el maestro... |  
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