"el modo de ser propio del hombre" No fue casual el momento ni olvidado el sentimiento de despojo para los pensadores de mediados del siglo XX. Todo conspiraba contra sus principios y valores morales: El materialismo burgués, el desorden político, el caos económico aunado al desprestigio del Poder, el desplome de las coronas imperiales de la vieja Europa, y el arribo del materialismo desbocado, con tentáculos enderezados hacia la conquista del espacio. Testigo del caos, Ernesto vivió, sintió y amó, desde lo divino hasta lo humano que halló en su camino de bardo del Amor, queriendo conservar su modo de ser. No fue esquivo a la declaración de los existencialistas. La estética de su claro romanticismo toma forma en ese estado de su existencia, en la emoción sin freno que pinta denodadamente para dejar plasmado todo un reino de sentimientos que abarcan el espectro de la vida y lo hacen ser un Impresionista de su tiempo capaz de captar el mundo exterior y el interior, de forma espontánea y directa, y producir efectos luminosos y muy humanos. Romántico "empedernido" Ernesto se proyecta con nobleza ejemplar sobre el amplio y rico panorama donde palpita el alma de su raza el alma de sus seres amados. ¡Puro Impresionismo! Sensación de realidad. Declaración de independencia de ideas. Confesión de errores, y declaración de su capacidad de entrega sin condiciones al juicio de su generación y las futuras: "En la gran oscuridad de mi profunda ignorancia, con bruma en la nitidez de mis lejanos recuerdos, me atrevo a presentar en este sencillo poemario. (...) Remonto mi pensamiento a insondables universos, con el fin de hacerle mucho bien al mundo". "Mucho bien al mundo", hace este ‘Caballero a Caballo' Quijote en pos de Dulcinea por los amplios senderos de los Llanos Orientales donde [el mundo del afecto nos revive] "en fugaz carrera en pleno galope/palpita fuerte el corazón/ardientes besos bajo la luna/ la media noche arde de pasión". Imposible no sufrir también con Gustavo Bello Laverde, su pena de caballista en duelo por su corcel ausente: "Hoy he llorado mi caballo/porque perdí las gloria/que me brindo en las tarde/cuando estuvimos juntos ante la noble fiera". Así se presenta ante nosotros el hombre sentimental, cuya esencia trato de enmarcar en este escrito, no su existencia, que no es lo mismo, de soñador, aventurero, bebedor de todo trago, el más exquisito de todos, el exquisito néctar de la Vida misma. Alegrías de vivir amando es, siento, digo: Un ayer de nacencia y de siembra. Un hoy de cosecha de valores definidos, de romances revividos, generacionales. Un Futuro para vivir sabiendo que venimos de la Vida misma de un ser excepcional, que sabe predecirlo: "Que se eleven en el altar de la suprema felicidad por la gran familia, el genio y la estirpe de esta raza de titanes (...) ahora y siempre en el amor, con entusiasmo, colaboración y permanente fe en nuestra feliz victoria futura colectiva". Edgar Omar Laverde Lora   PROMOTOR CULTURAL.MIEMBRO HONORARIO DE NACIONES UNIDAS DE LAS LETRAS, UNILETRAS. Edgar Laverde Eagle Transport SAS Calle 109 No19-48. Oficina 301 Teléfono 57 1 6194351 Bogotá,Colombia.SA.

La poesía de Ernesto. Sus letras reflejan el vigor de su juventud, de hombre sensible, pleno de amor, de alegría. Por donde pasa deja siempre una huella de felicidad. Su sentir refleja su verdadera pasión; el amor por la mujer marca en él la dulzura y admiración por la madre, la hermana, la esposa, la amante, todo lo que la represente, la sublimice. Ernesto ama todo lo que hace, ama la gente, ama su familia, vive feliz. Para él, cada día, es como si fuera el último, por eso entrega lo mejor de sí mismo dando ejemplo de vida, resolviendo problemas con acierto y sabiduría; donde quiera que esté, va sembrando semillas de amor, armonía y paz. Es la persona más especial de la familia, y como tío, es único, todo en él es poesía, la vida misma, no concibe el mundo sin poesía. “El mundo del afecto nos revive” es la suma de los pensamientos filosóficos de su vida. La poesía para él, es cristalina, natural. Luz Virginia Laverde.