La
Poesía necesaria
"Todo comienza y nace de una
necesidad fraguada en la lengua."
Fogwill
Estamos en
Córdoba, Argentina, es el año 2013 y nos encontramos con un panorama bastante alentador con respecto a la poesía.
Si bien en Argentina, como en muchas partes del mundo, escribir y publicar poesía sigue siendo una tarea un tanto particular
y hasta en algunos casos menospreciada, vemos nuevos autores jóvenes que se han ido formando en distintas escuelas
y creando sus propios estilos que van desde la poesía comprometida con lo social, otra poesía más arraigada
a las costumbres, a lo cotidiano, poesía relato, poesía introspectiva, alejadas de las métricas y los
maestros poetas canónicos.
Los nuevos poetas están en una búsqueda constante de nuevos estilos y
voces propias que los alejen de los escritores de culto. Vemos una creciente necesidad de llevar a la poesía las actividades
más cotidianas, mezcladas con temas universales como el amor, la vida, la muerte, pero con una voz despejada de barroquismos
y opulencia, voces nuevas y simples que no precisamente son menos complejas y profundas.
Quizás este uso de un
lenguaje más coloquial sea una puerta de acceso a los más jóvenes a la lectura de poetas clásicos
y contemporáneos, jóvenes que se inician en el hermoso trabajo de crear poesía y ver una oportunidad
de plantear nuevos interrogantes y cuestionamientos sobre las distintas realidades y procesos creativos de cada rincón
del planeta.
Tal vez la tarea de la escritura en estos tiempos de lo fugaz, lo virtual, tenga como primera responsabilidad
seguir creando conciencias sobre el rol del escritor, del poeta.
Sabemos, los que escribimos, que es una lucha constante
con las editoriales y los mercados que promueven distintas tendencias a la hora de dar a conocer nuevos talentos, nuevas obras,
nuevas voces, que no siempre son las que merecen el lugar que tienen.
El primer problema que podemos destacar con respecto
a la poesía y los jóvenes en el presente, y que indefectiblemente va a tener resonancias en el futuro, es la
cuestión de la lectura. Necesitamos lectores activos primero que nada, para luego tener escritores; necesitamos crear
poesía y literatura en general que acerque a los jóvenes a las letras, como dice el sabio y extenso poema de
Rodolfo Fogwill Llamado por los malos poetas.
Se necesitan poetas
gay, poetas
lesbianas, poetas
consagrados a la cuestión del género,
poetas que canten al hambre,
al hombre,
al nombre de su barrio, al arte y a la industria,
a la estabilidad de las instituciones,
a la mancha
de ozono, al agujero
de la revolución, al tajo agrio
de las mujeres, al latido
inaudible del pentium
y a la guerra
entendida como continuidad de la política,
del comercio,
del ocio de escribir.
Tengo la suerte de haber vivido una época en donde la poesía se lee aún en papel
pero también tengo la posibilidad de ver cómo la juventud busca otras alternativas para hacerse oír.
Los blogs, las redes sociales están, son un hecho y, más allá de todas las connotaciones negativas que
puedan suscitar, son caminos y medios al alcance de la juventud que quiere manifestar algo. Gracias a muchos blogs me he acercado
a escritores que, de otra manera, no habría podido leer, gente que ha hecho un buen uso de la tecnología: el
comunicar.
Los adultos, como formadores de personas, pueden y deben brindar las herramientas necesarias para que los
jóvenes se acerquen a la lectura, para que eso que se llama literatura deje de ser una asignatura aburrida, y también
lejana. Se puede alentar a los jóvenes a exponer sus pensamientos en palabras, sin por ello pretender que sean escritores
de culto, vale la pena acercarles material que los atraiga al hermoso mundo de la poesía, que les habilite el pensar
un ápice de expresión y la necesidad de la poesía.
Para concluir dejamos a las manos de los lectores
una poesía de Fogwill, escritor argentino, lúcido y visionario quién hace ya casi 10 años hablaba
con un lenguaje coloquial sobre la función de la escritura, la misión de la poesía y la necesidad de
"malos poetas./ Buenas personas, pero poetas/malos." que se acerquen a las palabras, se sirvan de ellas y las devuelvan
en forma de poemas.
LLAMADO POR LOS MALOS POETAS
Se necesitan malos poetas.
Buenas personas, pero poetas
malos. Dos, cien, mil malos poetas
se necesitan más para que estallen
las diez mil flores del poema.
Que en ellos viva la poesía,
la innecesaria, la fútil, la sutil
poesía imprescindible.
O la in-
versa: la poesía necesaria,
la prescindible para vivir.
Que florezcan diez maos en el pantano
y en la barranca un Ele, un Juan,
un Gelman como elefante
entero de cristal roto,
o un Rojas roto, mendigando
a la Reina de España.
(Ahora España
ha vuelto a ser un reino y tiene Reina,
y Rey del reino. España
es un tablero
de alfiles politizados y peones
recién comidos: a la derecha, negros, paralizados, fuera del
juego).
Y aquí hay torres de goma, alfiles
politizados
y damas policiales
vigilando la casa.
A la caza del hombre,
por hambre, corren todos, saltan
de la cuadrícula y son comidos.
Todo eso abunda: faltan los poetas,
los mil, los diez mil malos, cada uno
armado con su libro de
mierda. Faltan,
sus ensayitos y sus novela en preparación.
Ah.. y los curricola,
y sus diez mil applys
nos faltan.
No es la muerte del hombre, es una gran ausencia
humana de malos poetas. Que florezcan
cien millones de tentativas abortadas,
relecturas, incordios,
folios
de cartulina, ilustraciones
de gente amiga, cenas
con gente amiga, exégesis, escolios,
tiempo perdido
como todo.
Se necesitan poetas gay, poetas
lesbianas, poetas
consagrados a la cuestión del género,
poetas que canten al hambre, al hombre,
al nombre de su barrio,
al arte y a la industria,
a la estabilidad de las instituciones,
a la mancha de ozono, al agujero
de la revolución,
al tajo agrio
de las mujeres, al latido
inaudible del pentium y a la guerra
entendida como continuidad de la
política,
del comercio,
del ocio de escribir.
Se
necesitan Betos, Titos, Carlos
que escriban poemas. Alejandras y Marthas
que escriban. Nombres para poetas,
anagramas,
seudónimos y contraseñas
para el chat room del verso se necesitan.
Una poesía aquí del cirujeo en la veredas.
Una poesía aquí de la
mendicidad en las instituciones.
Una poesía de los salones de lectura de versos.
Una poesía por las calles (venid a ver
los versos por las calles...)
Una poesía cosmopolita (subid a ver
los versos por la web...).
Una poesía del amor aggiornado (bajad a ver
poesía en el pesebre del amor...)
Una poesía explosiva: etarra, ética,
poéticamente equivocada.
En los papeles, en los canales
culturales de cable, en las pantallas
y en los monitores,
en las antologías y en revistas
y en libros y en emisiones clandestinas
de frecuencia modulada se buscan
poetas y más malos poetas:
grandes poetas celebrados pequeños,
poetas notorios, plumas iluminadas,
hombres nimios, miméticos,
deteriorados por el alcohol,
descerebrados por la droga,
hipnotizados por
el sexo
idiotizados por el rock,
odiados, amados por la gente aquí.
En las habitaciones se buscan.
En un bar, en los flippers,
en los minutos de descanso de la oficina,
entre dos clases de gramática,
en clase media, en barrios
vigilados se buscan.
¿Habrá en la tropa?
¿En los balnearios, en los baños
públicos
que han comenzado a construir?
¿En los certámenes de versos?
¿En los torneos de minifútbol?
¿Bajo el sol quieto?
¿A solas con su lengua?
¿A solas con una idea repetitiva?
¿Con
gente?
¿Sin amor?
No es el fin de la historia, es
el comienzo de la histeria lingual.
Todo comienza y nace de
una necesidad fraguada en la lengua.
Falsifiquemos el deseo:
Te necesito nene.
Para empezar te necesito.
Para necesitar, te pido
ese minuto de poesía que necesito, necio:
quisiera ver si me devuelves el ritmo
de un mal poema,
que me acarices con sus ripios,
que me turbes la mente con otra idea banal,
y que me bañes
todo con la trivialidad del medio.
Y en medio del camino, en
el comienzo
de la comedia terrenal, quiero vivir
la necedad y la necesidad
de un sentimiento falso.
Se necesitan nuevos sentimientos,
nuevos pensamientos imbéciles, nuevas
propuestas
para el cambio, causas
para temer, para tener,
aquí en el sur.
Y arriba España es un panal
de hormigas orientales:
rumanas, tunecinos,
suecas a la
sombra de un Rey.
Riámonos del Rey.
De su fealdad.
De su fatalidad.
De Su Graciosa Realidad.
La realidad es un ensueño compartido.
La realidad de España
es su filosa lengua pronunciando la eñe
y su mojada espada pronunciando el orden
del capital y la sintaxis.
¡Ay, lengua:
aparta de mí este cuerno de la prosperidad clavado en tu ingle,
suturada de chips, y cubre
nuestras heridas con el bálsamo de los malos poemas..!
Rodolfo Fogwill***