Una Lectura Crítica De La Novela
¨Los Fantasmas Del Tequendama¨
De Joseph Berolo Ramos
Profesora Cristina Montero
A modo de inicio, quisiera enfatizar el subtitulado con el que el mismo autor nos presenta a su obra:
¨¨NOVELA HISTÖRICA¨¨. ¿Por qué lo hago? Porque considero que en él encontraremos
muchas claves de acceso para entender su prosa. Sí, su novela es histórica, ya sea que los datos expresados
en la misma reflejen fidedignamente paso a paso, episodios reales y comprobables desde la historiografía colombiana,
o que los mismos sean narrados como reales enmarcados desde la ficción literaria que toda novela es o constituye.
La consideración expresada en el párrafo anterior, no es menor,
ya que inscribe a su obra dentro del realismo literario. Estamos entonces frente a una obra que expone los problemas sociales,
en este caso de Colombia ( a quien está dedicada esta novela) ¨¨A mi patria, Colombia¨¨,que son típicos
de los pueblos de América Latina: la pobreza, la discriminación entre clases, la reacción frente a las
distintas facciones políticas enfrentadas, y al mismo tiempo esta novela realista, es asimismo criollista, dado que
desarrolla en su temática, desde su veta realista y hasta a veces naturalista, que conciernen al mundo rural o regional.
Para corroborar lo antedicho, sólo
hace falta detenerse en las innumerables y profusas descripciones de lugares, sean citadinos, de los valles, de la selva o
de la sabana; de ambientes rurales o de solaz arquitectónico, de vestimenta: desde los militares , los
políticos, la burguesía, hasta los harapientos personajes que pueblan la novela. Esta vigorosidad descriptiva
logra el efecto de ¨¨verosimilitud¨¨ que todo relato, inscripto en la vertiente de realismo criollista requiere.
Una consideración particular reflejan o expresan estas
descripciones: a la manera o el modo de un pintor expresionista, traza los rasgos más definidos de sus personajes sórdidos:
Matilde Cienfuegos, su hermano Calixto, la inmensa mayoría trepidante de cadáveres, fruto de alzamientos o enfrentamiento
entre hermanos. Otra es...digamos su paleta descriptiva, cuando dibuja con palabras los personajes en los cuales reside la
esperanza, veta impresionista, cálida y honda para delinear los perfiles de Mío Bresni, su madre, las figuras
de Anita y de Blanquita, para cuya descripción su paleta de escritor adquiere los rasgos impresionistas: puntillosidad,
calidez, luces y contrasombras, todo un reservorio de habilidades descriptivas, signadas por el destino, la calidez o calidad
de los personajes...QUE SERÁN FRUTO DE LA ESPERANZA, en esta novela.
Desde mi óptica, existe una íntima relación entre las prácticas religiosas
realizadas con verdadera piedad y la ESPERANZA que menciono en el párrafo anterior o para ampliar el concepto
existe una clara dicotomía entre los personajes piadosos como Simón Tadeo, Fede, la misma Magda de la Rosa,
quien antes de arrojarse por desesperación a las aguas del Tequendama deja a su hijo como legado su crucifijo ¨¨se
desprendió de su cadena con el crucifijo latino que colgaba de ella y la puso al cuello del pequeño¨¨pág.
89 (sic), objeto que acompañará a Mío durante toda su vida, y aquéllos cuya profesión de
fe, no deja de ser farisaica, poco sincera, ya que la misma no influye en las acciones que ejecutan a lo largo de la novela.
Son ellos los personajes TENEBROSOS de la misma. La misma Matilde, quien desgrana y desgrana las cuentas del rosario,
día a día y noche tras noche, cuando pierde el control que sobre su vida ejercía Simón Tadeo,
es la que somete a Mío a sus vejámenes más crueles, desde molerlo a latigazos, hasta intentar vejarlo.
No obstante, hay un detalle sumamente revelador. El mismo lo captamos releyendo su muerte :¨¨sus calcinados restos...eran
los girones de su chaqueta verde, los sebosos y retorcidos cordones de sus escapularios, el calcinado cuero de sus altas botas
negras, repletas de huesos....Un crucifijo del que sólo quedaba el rostro del Redentor, yacía derretido entre
las rotas costillas desprendidas de su caja torácica...botín de cuervos¨¨pág.225 (sic), estamos
ante un clarísimo símbolo que pareciera decirnos que la crueldad humana cuando desafía y traspasa los
límites morales, humanos y divinos, es objeto de este tipo de consecuencias. Del mismo modo Calixto Cienfuegos,
quien es excomulgado por Simón Tadeo, al provocar la muerte de su hermano Amadeo, y posteriormente reconciliado, producto
de sus hipocresías y falsedades, será quien continuará asolando las calles bogotanas, la sabana y la
selva, siempre en las sombras, como la infamia que merodea al acecho, renuente a la luz.
Cómo no recordar, entonces, entre los muchos vaivenes de la trajinada vida de Mío
Bresni, verdadero Lázaro de Tormes, bajo la tutela de Matilde aquellos perfiles con los que en narrador nos lo describe
y narra cuando es obligado a aprovisionarse de leche en ¨¨una cantina sin tapa, se va por leche...y ya sabe...derechito
por la orilla de la carrilera....hasta que llegue a la Fuente Blanca...y ¡Apúrese! Y cuidadito con derramar el
encargo...que si lo hace...es mejor que no vuelva¨¨pág. 137 (sic) Todo un lazarillo de la vida, ante una Matilde
que muy bien oficiaba de ciego, como en el Tratado Primero del libro antes citado. Enunciaría además, la presencia absolutamente significante desde la tapa del libro y a lo largo de
toda la novela de ciertos signos que remiten a lo divino desde la simbología bíblica: Un cielo denso, repleto
de nubarrones, nos habla de qué modo se consolida la vida del hombre en relación con lo divino, ya que de este
cielo cuyo contenido teológico representa la morada de Dios, la nube o los nubarrones nos recuerdan que proceden de
ellas lo que depende de las acciones de la vida del hombre: la lluvia, el granizo, el rayo o el diluvio destructor, por eso
los nubarrones de la carátula del libro que sumergen la tierra en las tinieblas, tienen un efecto sobrecogedor. Asimismo
el fuego que emerge de la casa de El Alto connota lo IMPREVISIBLE, ya que dicho elemento puede actuar como dador, destructor
o purificador de la vida, que actúa SIEMPRE como fuerza de la naturaleza, para premiar o castigar la vida de los hombres....Y
esto se conecta con lo anteriormente dicho, con respecto a las acciones de los personajes: infames- destructoras o límpidas
y sinceras. Desde los peñascos, que podríamos asimilar a monte, donde la figura femenina se ve azotada por los
vientos huracanados de su propia alma o de la naturaleza que la circunda, deberíamos mencionar que su significado teológico
es el del lugar desde donde Dios se comunicaba con los hombres, el sitio donde lo divino elige para manifestarse o desde donde
despliega su actividad, recordemos a Moisés y las Tablas de la Ley, que les son entregadas en el monte Sinaí.
Y finalmente el agua, presente en las embravecidas y torrentosas aguas del Tequendama. El agua es uno de los símbolos
arquetípicos pero también dual, es una bendición para el hombre, los cultivos y el ganado, que premia
la vida del hombre bien habida o lo castiga en el desierto, por eso la sequía es uno de los grandes castigos bíblicos.
Preguntémonos entonces, ¿qué nos está enunciando la tapa de este libro? Creo que cada lector,
debe elaborar su propia respuesta...Yo no lo haré para no invadir el rol de los otros receptores o alocutarios de esta
obra.
Es asimismo una novela, cuyo
ciclo narrativo, la habilita ampliamente para ser objeto de filmografía, con lo cual afirmo que, el puntillismo descriptivo,
no hace mella en la evolución de los hechos que son narrados casi sin aliento, por un narrador omnisciente, en tercera
persona, en la casi totalidad de la obra, que sólo cambia de voz narrativa, para asumir la primera persona del singular,
cuando en la vida de Mío Bresni, aparece su amigo, Fede. Merecen también una especial atención las fechas
que utiliza el narrador: la profusión de hechos signados por los 24 de diciembre o i1 de enero, creo que son rutas
de acceso posibles para la comprensión de los sucesos, ya que ambas aluden a la vida nueva como Natividad o comienzo
de un nuevo año...
Un dato ineludible
lo constituye, según mi mirada, su dedicatoria: ¨¨A mi patria, Colombia¨¨. Pensemos entonces en la
acentuación de la palabra patria, que se antepone a su nombre, ya que PATRIA deviene de PADRE en latín...y es
justamente este dato no menor, el que nos brinda una interesante clave de acceso para interpretar esta obra.
Son muchos los padres ausentes en ella, muchos también los que con su
presencia- ausente, determinan la psicología de los personajes. El padre de Matilde Cienfuegos ¨¨única
hija y último retoño de Simón Patricio Cienfuegos......prácticamente ignorada por su progenitor
a quien sólo le importaban sus hijos varones¨¨. Este personaje, Matilde, crece sin ni siquiera ser reconocida
por su padre al verla, transformándose a lo largo de su vida, en la mujer que vive a la sombra de sus hermanos varones,
hasta la muerte de Simón Tadeo, cuya desaparición potenciará más aún sus rasgos fantasmagóricos
y demoníacos. Y he aquí un maravilloso ejemplo de naturalismo literario.
Este personaje no puede escapar de su destino, porque lleva en la sangre, inscripto
ya, el fantasma o los fantasmas de las ausencias, las pérdidas, las carencias con las que tendrá que sobrevivir
toda su vida (incluso de su vida como mujer, hembra deseosa de lujuria, a la que nunca nadie se le acercara ni siquiera para
rozarla con una caricia.)¨¨Si algo de lo ocurrido, realizado con descarado remilgo, como cualquier mujerzuela, debió
ocurrir en algún paraje boscoso de los cerros, con un solo testigo. Su mal juzgada conducta estaba lejos de ser lo
que parecía¨¨. Pág. 53. (sic)
Y
es Mío Bresni, el personaje que, por antonomasia, sufre la ausencia de su padre: Giuseppe Bresni, y tras la muerte
de su madre Magda de la Rosa, la orfandad que signará su vida. Especial consideración creo que merece el perfil
femenino de Magda, ya que la misma, está en las antípodas de Matilde Cienfuegos: ¨¨alta, delgada, su
rostro irradiaba bondad y ternura presente en su continente alabastrino, esbelto y sin artificio alguno. Prudente, callada,
su encanto interior de mujer en flor se asomaba a sus labios naturales, levemente abiertos. ¨¨pág. 68 (sic)
Y es también Mío Bresni, cuyo nombre es absolutamente
simbólico... ¡Tu hijo!, se llama Mío, como te llamo a ti porque lo eres para siempre. Tú mi única
pasión, tú mi tormentoso rayo, mi permanente herida, bálsamo negado.¨¨son las palabras con las
que Magda explica al padre de su hijo, la elección de su nombre. (pág. 80. Sic), y el narrador afirma posteriormente
¨¨era su propia lucha personal (en referencia a Matilde) Era la que libraba en nombre de Mío, la verdadera
razónpor la que aún vivía, tratando de recuperarlo.
Mío significaba todo lo que ella quería hacer con su miserable vida de mujer estéril atosigada por la
aridez del vientre y el estertor de su sexo atrofiado por la decadencia del ser.¨¨pág. 174 (sic)
Bajo las consideraciones anteriores, entramos de lleno en el
plano materno, porque si bien los avatares políticos y sociales de Colombia, son los que expulsan a Mío,
a su esposa y a su hijo de la patria: ¨¨ ¡Ah! al Tequendama y sus fantasmas. Como no he podido librarme del
horror de su abismo, tendré que regresar para lograrlo. ¡Hasta pronto mi Colombia amada! ¡Hasta pronto!
escribe Mío en su diario ya en el avión que lo
depositará en tierra extranjera. (pág 269) (sic). Y menciono el símbolo materno, ya que es el mismo
narrador quien utiliza expresiones que remiten al mismo, ya sea para referirse a su patria como ¨¨cuna de sus infamias¨¨
en las que continúa existiendo la presencia de Calixto Cienfuegos, amenazante, ya no sobre Palmarito, sino sobre la
nación entera .pág. 270 o bien a la costa americana como ¨¨enfilado hacia el hueco negro
de la noche¨¨ para referirse al mundo desconocido que lo espera, o ¨¨el vientre de la nave preñado
de sustos, pero en calma¨¨ pág. 271 (sic) o ¨¨Eran las 10 de la noche del 30 de junio de 1957, momentos
de engendros transformadores de mundos por venir¨¨. Pág.272 ( sic).
Y es justamente esta partida de Mío junto a su familia, la que inscribe
a esta novela en la categoría de saga literaria, ya que abarca al menos a dos o más generaciones, cuya vida
nos es expuesta, con la salvedad, de que este narrador omnisciente y omnímodo, narra las dos primeras generaciones,
de cuyas vidas y destinos nos tiene absolutamente al tanto. No ocurre lo mismo con la tercera generación: la de Mío
Segundo, cuyos avatares en tierra extranjera no nos son brindados, es más, es Fede quien sufre la ausencia de remitente
en las cartas de Mío, y es su larga espera, la que culmina con un brillante final abierto, cuando cree ver o realmente
ve el retorno de Mío Segundo, con un acento extraño, y de último avanzando lentamente por el sendero
trazado por sus predecesores, ¡Mío Bresni! Pág. 280 (sic).
Y digo final abierto, porque cada lector completará ese final,
como ilusorio, irreal ( ya que avanza escoltado por Francisco de Asís, Santa Rita de Casia) y otros personajes reales
en la vida de los protagonistas. O realísimo, ya que sobre ello el narrador no se expide, y sí se ocupa de epilogar
la novela narrando en la voz narradora de Mío Segundo¨¨ el encuentro más feliz jamás visto, por
quien esto escribe¨¨, ¨¨porque tenemos toda la vida que Dios nos conceda para recordar lo que nos sucedió,
cuando partimos hacia la más profunda de todas las soledades, la extranjera¨¨, para concluir enfáticamente
con su ¨¨¡De regreso a la Vida!¨¨Profesora Cristina Montero
Rosario- Santa Fe- Argentina.