RAFAEL NEGRET
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Uniletras, Colombia

LOS FANTASMAS DEL TEQUENDAMA   CRITICA LITERARIA, RAFAEL NEGRET.

 No sabemos si es realidad, mito, leyenda o una pesadilla, que el Libertador Simón Bolívar, en una noche de tinieblas, huyendo de los fantasmas fratricidas de Bogotá que le gritaban "longaniza", brincó de un peñasco a otro entre los insondables precipicios del Salto del Tequendama para escabullirse de sus perseguidores.---Joseph Berolo imprime tanto desequilibrio emocional y desquicio en esos personajes y familias de su narrativa que nos obliga a interpretar muchos orígenes históricos existenciales y sociales de la violencia en Colombia. Los complejos sicológicos, el fanatismo político, la ceguera religiosa, el machismo, la injusticia social y las armas hacen parte de la familia Cienfuegos empotrada en el poder a través de un gamonal, un cura, un político, un abogado leguleyo y la mente tenebrosa y de frustrada sexual de la hermana Matilde. Palmarito, capital del Valle de las Palmas, condenado a la violencia y al desatino de sus dirigentes sumariza atávicos lastres y lustros en la historia de Colombia. Mío, de admirable agudeza mental, en el desierto trasegar de su existencia, es el único testigo atormentado de tan demencial acontecer histórico, de muertes injustificadas e inexplicables, a no ser tan sólo por la diabólica presencia y violencia desatada por el tétrico Calixto Cienfuegos. El "Jinete de la Cordillera".
Tan Sólo un espíritu poético como el de Joseph Berolo, podría describir la historia novelada de la idiosincrasia colombiana con una prosa y ritmo de excelencia, engalanadas por un fecundo manejo idiomático y conocimiento fehaciente de las costumbres y cultura populares del pueblo colombiano. Puro realismo fantástico, o fantasmagórico realismo. Es una obra de obligatoria lectura para quienes deseen vislumbrar los orígenes de esa desconcertante violencia que ha azotado al país por tanto tiempo y la complejidad del proceso necesario para reivindicar la paz que reclama y requiere Colombia.

Soy colombiano, nacido en Popayán. Ecólogo con maestría en la Universidad de Brasilia. Brasil. Tengo más de 30 años de experiencia profesional trabajando con la preservación, conservación y manejo de los recursos naturales y sus implicaciones políticas, sociales, ambientales, éticas e institucionales en el desarrollo de América Latina y el Caribe. Como funcionario del Banco Interamericano de Desarrollo -BID- desempeñé, durante 18 años, las atribuciones de Especialista en Medio Ambiente y Recursos Naturales Renovables en Brasil, Ecuador y México. En el contexto de los gobiernos nacionales trabajé durante 10 años en cargos públicos gerenciales y técnicos en Colombia y Brasil.

He publicado diversos artículos y documentos, incluyendo 5 libros, con el segundo de los cuales, "Ecossistema: Unida de Básica para o Planeamiento da Ocupaçao territorial" gané el primer lugar en el Segundo Concurso Nacional de Ecología de la Fundación Getulio Vargas, Río de Janeiro, 1982. En 1994, el Instituto Transdisciplinar de Desenvolvimiento Sustentable de Brasilia, publicó "Na Trilha do Desenvolvimento Sustentavel". Libro que revisado, ampliado y traducido al español bajo el título "En el Sendero del Desarrollo Sostenible", fue publicado en 1995 por la Organización de Preinversión para América Latina y el Caribe-OPALC, En Quito, Ecuador. En 1997, publiqué el "Programa Mínimo para la Implementación de Políticas Gubernamentales Orientadas al Desarrollo Sostenible". En 1999 el ensayo titulado "De la Protesta Ecológica a la Propuesta Política" fue publicado en Ecuador por Eskeletra editorial y utilizado por dos universidades locales como texto de debate sobre el Desarrollo Sostenible.

RAFAEL NEGRET

CONCIERTO DE LA ALBORADA 2015 | AFILIACION | Nações Unidas das Letras

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Prólogo   ECOLIRICOS . 

Ecopoesía

Propuesta literaria contemporánea, delatora y contestataria de la violentación contra la naturaleza,
su devastación y contaminación, así como de las actuales  contradicciones, atropellos e injusticias sociales ocasionadas por la pérdida de los valores humanos.

 Los grandes cambios paradigmáticos en relación a la concepción del mundo natural sucedieron en el siglo XVII, cuando el propósito fundamental de la humanidad se orientó a la conquista de la naturaleza y a su dominación; en una propuesta diametralmente opuesta a la veneración, temor y respeto que existió por la Tierra y que había primado durante los siglos anteriores de grandes civilizaciones como las egipcias, chinas, hindúes, griegas, romanas, mayas, aztecas, toltecas, incas. Fue el inicio de la era de la evolución de la ciencia y de la revolución industrial que desemboca en el predominio de la tecnología como integrante fundamental de los modelos de desarrollo y crecimiento económico sin límites que experimentamos en nuestra civilización contemporánea.

 Parte de la explicación de la crisis ambiental y social que afronta la sociedad moderna se fundamenta en esos antiguos paradigmas que consideraban el funcionamiento del universo y de nuestro planeta, similar al de una máquina, y no como un organismo vivo, tal como lo demuestra el avance del conocimiento científico sobre la Tierra, ratificado por la teoría de Gaia. Se pensaba que el planeta era infinito, cuantitativo y constituido por piezas separables y sustituibles, en el cual las partes son más importantes que el todo; en contraposición a la realidad planteada por los paradigmas contemporáneos en los que las partes son piezas imprescindibles, inseparables de la intrincada funcionalidad e interdependencia que se integran en la totalidad. No existen partes independientes, existe el todo.

 La peor crisis financiera de la historia de la humanidad, que desestabilizó recientemente la economía global, y que continua afectándonos, así como el aterrador cambio climático del planeta, son simplemente dos inequívocos indicadores del irresponsable comportamiento humano en la Tierra, porque ambos desastres tienen orígenes antropogénicos. Los dos, son el resultado de políticas corruptas, de intereses mezquinos, de la falta de ética, de la pérdida de los valores, de la violentación de los derechos y obligaciones de la sociedad. De la pérdida del vínculo con el mundo natural y de sus implicaciones perversas.  

 La Ecopoesía, como propuesta literaria contem-poránea, delatora y contestataria de la violentación contra la naturaleza; su devastación y contaminación, así como de las actuales contradicciones, atropellos e injusticias sociales ocasionadas por la pérdida de los valores humanos, surge en San Francisco -California- a finales de la década de los años cincuenta. Los autores fueron conocidos como los "Beat Poets" o ecopoetas; antecesores e inspiradores del movimiento reivindicatorio, crítico y contracultural de los años sesenta: el hippismo. Quizás el más reconocido representante de los ecopoetas de ese movimiento es el naturalista, activista ambiental y ensayista Gary Snyder quien ganó el premio Pulitzer de poesía en 1975. Su obra está fundamentada en el profundo conocimiento sobre la naturaleza y los preceptos espirituales del Budismo Zen.

 De acuerdo con Nancy Wilson Ross -The World of Zen- este camino hacia la iluminación, sostiene que no existe un Dios individualista, dictatorial e impositivo que creó el universo primero y luego al hombre para que lo disfrutara y gobernara, todos los fenómenos, desde un átomo a un planeta, el fitoplancton o un ser humano, son manifestaciones explícitas, verídicas y temporales de la totalidad creada por un mundo implícito, oculto, misterioso, regido por leyes naturales.

 La ciencia moderna corrobora estas verdades y empieza a aproximarse a develar a Dios en el mundo natural y a demostrar que los más bellos misterios y milagros no se encuentran en el cielo sino en el proceso evolutivo de la Creación. Por las mismas razones el fidedigno Paraíso es Terrenal.

 El Budismo Zen es una simbiosis sabia, venerable y virtuosa de diferentes corrientes filosóficas. Las costumbres y tradiciones de la vida cotidiana de los japoneses, el misticismo de la India, el profundo pragmatismo de la mente Confucionista, el amor al mundo natural y el holismo del Taoísmo místico: "El jardín florece porque las mariposas lo visitan, y las mariposas lo visitan porque el jardín florece".

 En concordancia con los principios del Budismo Zen, la ecopoesía de los años cincuenta reivindica la naturaleza y al ser humano como parte esencial del proceso creativo del universo; le otorga voz a todo ser vivo para que pueda manifestarse y ser escuchado. En este sentido, la ecopoesía definió un claro límite con el género de poesía escrita anteriormente sobre la naturaleza; con especial referencia a la poesía romántica que es considerada más apacible y contemplativa, la ecopoesía es crítica y contestataria.

Lawrence Buell, en su obra: La imaginación ambiental, menciona cuatro criterios para que un poema sea considerado un ecopoema, i) el mundo natural está presente no sólo como un cuadro o entorno, como "medio ambiente", sino para certificar y vivificar que la historia de la humanidad está íntimamente vinculada a la historia de la naturaleza. ii) El beneficio humano no es el único interés legítimo, pues los principios de la ética obligan a reconocer derechos de los otros seres vivos. iii) La responsabilidad humana hacia el medio ambiente, es inherente a nuestros orígenes naturales. iv) El medio ambiente debe estar implícito en el poema. 

II

 

Ecocrítica

 

Estudio de las relaciones entre el arte literario y el medio ambiente; incorporando en su análisis otras disciplinas del conocimiento en la búsqueda de los orígenes que nos permitan comprender y corregir los  paradigmas erróneos sobre los que se han basado los mitos del progreso y el desarrollo.

 

 El reciente surgimiento de la ecocrítica en la literatura, constituye un nuevo desafío al intelecto humano, al romper con la tradicional separación entre las ciencias y las letras. Cheryll Glotfelty define la ecocrítica The Ecocriticism Reader, como el estudio de las relaciones entre el arte literario y el medio ambiente, incorporando en su análisis, otras disciplinas del conocimiento en la búsqueda de los orígenes que nos permitan comprender y corregir los paradigmas erróneos sobre los que se han basado los mitos del progreso y el desarrollo.

Una de las características más importantes de la ecocrítica es el compromiso de incitar una conciencia ecológica a través de la literatura, e inquirir de qué manera influencian las obras literarias y el lenguaje, la forma en que nos relacionamos con el medio ambiente, con la sociedad, con el planeta y con la vida en el planeta.

Por estas breves anotaciones y muchos argumentos más, es que consideramos la ecopoesía como un justo y apremiante movimiento literario que debe incorporar los nuevos saberes; que ilustre, estimule la reflexión, proponga, denuncie, eduque y proteste ante la situación en la que vivimos, y el daño que causamos a la naturaleza y a la Tierra. No se trata exclusivamente de la veneración, exaltación, deslumbramiento y cantares sobre las bellezas, misterios y milagros del mundo natural, porque nos quedaríamos solamente en esa actitud impasible, imparcial y de contemplación excelsa que constituyó una época anterior en la historia de la composición y creación poética y en la historia de la humanidad.

Las crisis sociales y ambientales que caracterizan el momento histórico que vivimos, son dos atemorizantes evidencias e indicadores de la pérdida de los valores humanos y de la ética, por parte de nuestra sociedad contemporánea. Se requiere inferir, sublevarse y ser crítico implacable del caos generado por nosotros mismos. Por primera vez en la historia de la humanidad, los mayores peligros globales que afrontamos, son originados por el ser humano. La ira ética como componente insoslayable de la ecopoesía.

Para alcanzar los nobles e inaplazables objetivos planteados por la ecopoesía originaria, es necesario incorporar el conocimiento científico moderno que constata irrefutablemente la problemática social y ambiental del planeta. El medio ambiente, no solamente implícito en la ecopoesía, como lo propuso Buell, sino explícito, imprescindible, ineluctable, vivo y agonizante. Además, porque los paradigmas actuales corroboran que nada está aislado, independiente y al azar; que todo se integra a la totalidad, y que tan solo a través de una correlación íntima entre ciencia, espíritu, conciencia y ecopoesía, podremos tener una aproximación al desvelamiento de la oscuridad que nos abruma, y apresurarnos a encender una vela de esperanza, tal como lo predicó Carl Sagan, el inmortal científico que explicó la complejidad de la ciencia sobre la vida y el universo; con los más sencillos términos del lenguaje para que todos nos asombráramos y comprendiéramos, Sagan propuso,  en su obra "El mundo y sus demonios", la ciencia como una luz en las tinieblas, la ecopoesía como el enardecimiento del alma y su vínculo con la vida, con el cosmos, con nuestros semejantes, con la Tierra. El fidedigno predicado de la verdadera religiosidad, a partir de su origen etimológico, Religare, significa, volver a ligarse, vínculo, amarre, cordón umbilical con la vida, con el semejante, con la Tierra y sus sacros orígenes.

Buscando un nuevo sendero para escribir ecopoesía, que armonice con los preceptos citados anteriormente, que sea corta, incisiva, eficiente, y el mensaje llegue rápidamente al lector, y fundamentalmente que sea coherente con el mundo actual en que vivimos, he utilizado como guías inspiradoras la poesía primitiva amerindia, y el Haiku japonés, para crear el Ecolirismo que aquí presento, con perspectivas poéticas refrescantes e inéditas.

En América Latina, el poeta mexicano Juan José Tablada (1878-1945), introdujo el Haiku a la lengua española, poesía creada por el maestro japonés Matsuo Basho (1649-1694), y caracterizada por una severa pauta de  cinco, siete y cinco sílabas en cada uno de los tres versos que lo componen; la definió simplemente como: "lo que está sucediendo en este lugar, en este momento".

Tablada, en sus poemas no preservó las 17 sílabas tradicionales y apeló a la rima, recurso descartado por los poetas japoneses. (Bello ejemplo de Tablada: "Es mar la noche negra; la nube es una concha; la luna es una perla").

Octavio Paz, en colaboración con Eikichi Hayashida, escribió un estudio sobre Basho, que titularon: Sendas de Oku. El gran erudito Jorge Luis Borges, también estudió a fondo la poesía japonesa. El poeta peruano, Arturo Corchera, ideó un estilo muy original, incorporando principios del Haiku, dando como resultado una creación rebosante de sugerencias, prosa, vivencias y estrofas. Afirmó: "El poeta puede valerse de la forma, del ritmo, del metro, y de todos los mecanismos expresivos. Lo que importa en un poema, es el resultado". 

 

III

La Poesía Prehispánica   

"Menos tonos sabe el sapo, y se pasa las noches cantando"

 

La poesía originaria prehispánica, y muchísimos años antes que el Haiku surgiera, de acuerdo con el gran poeta Ernesto Cardenal, en su Antología de la Poesía Primitiva, se ha caracterizado, en todos los tiempos, por ser breve y no construida con ideas abstractas sino con imágenes concretas. "Nuestros versos son muy cortos porque sabemos mucho", le respondió un indígena norteamericano a la investigadora Ruth Underhill, quien reclamaba lo sucinto de los  mismos, y al misionero Cesáreo de Armellada, que le dijo a un indígena venezolano que sus cantos eran monótonos, este le replicó: "Menos tonos sabe el sapo, y se pasa las noches cantando".

 Garcilazo de la Vega afirmó que la poesía quechua es libre y que la rima no es asonante ni consonante, sino basada en el paralelismo o repeticiones. Breves poemas de los Incas del Perú, se escribieron con cuerdas de lana o algodón y nudos de colores, conocidos actualmente como Quipus. Afirma López Austin, citado por Ernesto Cardenal, que el lenguaje de los indígenas Guaraníes es más apto para el canto y la poesía que para la comunicación cotidiana, y que su Dios Ñamandu, primero creó el lenguaje humano como parte de la divinidad; después creó el amor al prójimo, al universo, los himnos sagrados, y finalmente creó al hombre. ¡Lo primero fue el verso!

 Siguiendo estas inclinaciones hacia la libertad de expresión, he escrito unos breves poemas que he titulado "Ecolíricos", una propuesta novedosa nacida del interés de aprovechar lo sucinto de los poemas  primitivos y del Haiku, para conciliar ciencia, espíritu, conciencia, poesía y protesta dentro del género literario de la Ecopoesía. Las características más notables que me propongo con los Ecolíricos son su brevedad, la libertad de la métrica, ritmo y rima.

 Lo primordial es su mensaje filosófico, espiritual y científico contundente, orientado hacia la concien-tización, educación, estímulo a la reflexión y denuncia contra los atropellos, pérdida de valores y de la ética; negligencia y corrupción de nuestra sociedad contemporánea. Ecolíricos, una nueva estrategia de dosis única y condensada como los perfumes y los venenos, para cautivar y capturar al lector, y sensibilizarlo y comprometerlo en la búsqueda de soluciones a la problemática ambiental contemporánea, considerada la mayor amenaza acontecida en toda la historia de la humanidad. Gestada por nosotros mismos, pone en grave peligro, no solo todo lo creado sobre la Tierra, sino la libertad, la democracia, y la propia vida del planeta y la nuestra como civilización. 

Me pregunto y les pregunto

 ¿Podrá la soberbia y prepotencia humana 

considerar factible el suplantar misterios y milagros
de la creación sagrada?
¿Hasta dónde la osadía, irresponsabilidad y la sandez profanarán sus límites?
¿Tecnología sin ética?

¿Porqué no amparar nuestro entorno genésico
-el agua, el suelo, el aire, la Tierra maternal-
a cambio de despilfarrar delirios buscando
la vida en el ignoto espacio sideral?
Mientras la extinguimos acá...

¿Porqué no moralizar la ciencia
y controlar las tempestades, lluvias ácidas,
el hambre, la injusticia, la miseria?
Diagnosticar los terremotos en vez de aniquilar naciones con armas fraticidas.
Envilecimiento de la ciencia; desvirtualización de la conciencia.

¿Cómo y quienes podrán hilvanar ahora o cuando,
los agujeros en la capa de ozono?
¿Quién nos protegerá del cáncer en la piel?
¿Cómo se evitará la mortandad de seres vivos?
Del fitoplancton fotosintetizador;
liberador de oxígeno en los mares.

¿Dónde están las empresas japonesas y noruegas que crearán o clonarán ballenas para repoblar los mares?
¿Quién las obligará a pagar la deuda?

¿Cómo se rescatarán las cenizas y los genes ancestrales para resucitar las especies que extinguimos
que ni siquiera vislumbramos?

¿Qué se hará para reinstaurar los ciclos anuales
de las estaciones climáticas?
¿Cómo le devolverán las flores a la primavera
para que vuelvan a su tiempo mariposas de quimera?
¿Qué se hará para restituir las rutas migratorias y el instinto perdido de los caribúes?
La suculencia a los líquenes, sauces enanos y abedules
de la tundra para que los renos regresen de la taiga.

¿Cual es la multinacional de los transgénicos que le restituirá el néctar, el elíxir, los efluvios a las flores?
¿Y las semillas extintas del maíz nativo a las comunidades indígenas de México?
¿Cómo sustraerán los plaguicidas, venenos y agro tóxicos enquistados en las cáscaras de los huevos de los pájaros? ¿En la leche materna?
¿Cómo resarcirán los daños y les explicarán a los hijos de los hijos de los hijos?
¿Cómo se diseminarán los aromas, el perfume, la fragancia de las flores en la corrupta atmósfera?
¿Qué abejas, qué aves, que murciélagos sobrevivirán
para polinizarlas?

¿Quienes podrán reestablecer la explosión de exuberante belleza en primavera;
los vientos del verano, el color de las hojas
y su desplome de otoño para que los árboles afronten desnudos el deshidratante invierno?
¿Quiénes se responsabilizarán de devolverle el equilibrio a los climas de la Tierra?
¿Cómo les ensamblarán las alas biónicas a las mariposas migratorias para sobrevolar tormentas de arena y huracanes?
¿Cómo justificar tanta incuria y atropellos a las generaciones venideras?
¿Cómo retribuiremos a los mares los manjares extintos de sus sales magnánimas?
Los atunes, marlines y albacoras.
¿Quién les implantará a tiempo- antes de la asfixia-
las aletas amputadas a millones de tiburones por la gula
y la codicia asiática?

¿Qué empresa fabricará los témpanos de hielo para devolverlos a la antártica?
El pingüino emperador no se reproduce en las neveras...
¿Sobre que iceberg de hielo imaginario podrán descansar las focas y las morsas?
¿Y cómo podrá sobrevivir el oso blanco en el ártico?
¿Y en cual solitario témpano esperará la muerte el esquimal anciano?

¿Qué liderazgo espiritual que aún no vuelve
-cosmogonía indígena de América prehispánica
borrada de la historia con barbarie-
promulgará que ciencia, espíritu, conciencia,
son sabia trilogía de nuestra esencia?
¿Cuando superaremos la ignorancia, el fanatismo, hechicería, superstición e injurias?
La baraja de naipes, la lectura de surcos en las manos,
el destino, los baños mágicos,
los altares de falsas ilusiones, los oráculos,
el mundo y sus demonios...
¿Acaso ya no nos arrodillamos, arrastramos,
babamos y nos humillamos demasiado?

¿Hasta cuando habrá que desesperar para que la clase política corrupta
-que confundió autoridad con autoritarismo-
-injusticia con liderazgo-
-egolatría con gobierno-
asuma que los valores no se compran con dinero?
Que la justicia, la ética y la paz no tienen precio.
que la Tierra y la vida son sagradas.

Colibrí
Alquimista fugaz, preciosa gema
capaz de modular la luz del sol
en su plumaje con sólo dar un giro en la mirada,
bajar de néctar un sorbo en la garganta,
inclinar la corona o estirar el ala.
Topacio, violeta, rubí, esmeralda,
bronce, turmalina, amatista, púrpura;
iridiscente arcano americano.
Alma del guerrero azteca, mensajero del Sol,
Hijo de Coatlicue -Madre de la Tierra-
de los Mexicas el Señor Patrono
¡Huitzilopochtli!
A ochenta ciclos del ala por segundo
- territorial, posesivo, belicoso -
fornido pecho, omnipotente corazón
-mil doscientas palpitaciones por minuto-
seduce cada flor, mima sus pétalas,
lengüetea las anteras con pasión
-levitando entre efluvios, elixires y polen-
aromas, frutas, amoríos, simbiosis.
Polvo cósmico, polinizador tenaz
de grácil evanescente ingravidez.
Visita flor, pájaro mosca, zunzuncito,
quinde, tominejo, silfo, tente en el aire, picaflor.
Apaga su febril fulgor ya en el crepúsculo
- cuarenta grados centígrados de sangre y músculo-
conjurando mieles todavía; yemas, pócimas de insectos
y ambrosía que ebrias destilan entre efímeras luces y penumbras al declinar del día.
Tres veces su peso ya ha libado.
Con las primeras vislumbres del sol de la aurora
vuelve en sí del letargo;
se da un chapuzón en las gotas de rocío
que cintilan estables sobre la cuenca de las hojas
y emprende su frenética misión a setenta kilómetros
por hora. Más de mil seducciones gratifica cada día.
Doscientos millones de años fueron necesarios para acrisolar su embrujo,
cautivar las flores y las flores a él;
del reptil jurásico a la lagotera lengua afable.
Pero hoy en los campos asolados,
de venenos sembrados, otros climas, incurias,
se extingue el resplandor de sus súbitas apariciones
y ya no nos estremece su vertiginoso zumbido
y los capullos mustian y los jardines callan
y los chamanes oran por su incierto designio
y la ignorancia asedia los lóbregos bosques
y el Sol no se encuentra en su espejo de plumas
y la Tierra se aflige y fenecen las luces.

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