Ecopoesía Propuesta literaria contemporánea, delatora y contestataria de la
violentación contra la naturaleza, su devastación y contaminación, así como de las actuales contradicciones,
atropellos e injusticias sociales ocasionadas por la pérdida de los valores humanos. Los grandes cambios paradigmáticos
en relación a la concepción del mundo natural sucedieron en el siglo XVII, cuando el propósito fundamental
de la humanidad se orientó a la conquista de la naturaleza y a su dominación; en una propuesta diametralmente
opuesta a la veneración, temor y respeto que existió por la Tierra y que había primado durante los siglos
anteriores de grandes civilizaciones como las egipcias, chinas, hindúes, griegas, romanas, mayas, aztecas, toltecas,
incas. Fue el inicio de la era de la evolución de la ciencia y de la revolución industrial que desemboca en
el predominio de la tecnología como integrante fundamental de los modelos de desarrollo y crecimiento económico
sin límites que experimentamos en nuestra civilización contemporánea. Parte de la explicación de la crisis ambiental y social que afronta
la sociedad moderna se fundamenta en esos antiguos paradigmas que consideraban el funcionamiento del universo y de nuestro
planeta, similar al de una máquina, y no como un organismo vivo, tal como lo demuestra el avance del conocimiento científico
sobre la Tierra, ratificado por la teoría de Gaia. Se pensaba que el planeta era infinito, cuantitativo y constituido
por piezas separables y sustituibles, en el cual las partes son más importantes que el todo; en contraposición
a la realidad planteada por los paradigmas contemporáneos en los que las partes son piezas imprescindibles, inseparables
de la intrincada funcionalidad e interdependencia que se integran en la totalidad. No existen partes independientes, existe
el todo. La peor crisis financiera de la
historia de la humanidad, que desestabilizó recientemente la economía global, y que continua afectándonos,
así como el aterrador cambio climático del planeta, son simplemente dos inequívocos indicadores del irresponsable
comportamiento humano en la Tierra, porque ambos desastres tienen orígenes antropogénicos. Los dos, son el resultado
de políticas corruptas, de intereses mezquinos, de la falta de ética, de la pérdida de los valores, de
la violentación de los derechos y obligaciones de la sociedad. De la pérdida del vínculo con el mundo
natural y de sus implicaciones perversas. La
Ecopoesía, como propuesta literaria contem-poránea, delatora y contestataria de la violentación contra
la naturaleza; su devastación y contaminación, así como de las actuales contradicciones, atropellos e
injusticias sociales ocasionadas por la pérdida de los valores humanos, surge en San Francisco -California- a finales
de la década de los años cincuenta. Los autores fueron conocidos como los "Beat Poets" o ecopoetas;
antecesores e inspiradores del movimiento reivindicatorio, crítico y contracultural de los años sesenta: el
hippismo. Quizás el más reconocido representante de los ecopoetas de ese movimiento es el naturalista, activista
ambiental y ensayista Gary Snyder quien ganó el premio Pulitzer de poesía en 1975. Su obra está fundamentada
en el profundo conocimiento sobre la naturaleza y los preceptos espirituales del Budismo Zen. De acuerdo con Nancy Wilson Ross -The World of Zen- este camino hacia la iluminación,
sostiene que no existe un Dios individualista, dictatorial e impositivo que creó el universo primero y luego al hombre
para que lo disfrutara y gobernara, todos los fenómenos, desde un átomo a un planeta, el fitoplancton o un ser
humano, son manifestaciones explícitas, verídicas y temporales de la totalidad creada por un mundo implícito,
oculto, misterioso, regido por leyes naturales. La
ciencia moderna corrobora estas verdades y empieza a aproximarse a develar a Dios en el mundo natural y a demostrar que los
más bellos misterios y milagros no se encuentran en el cielo sino en el proceso evolutivo de la Creación. Por
las mismas razones el fidedigno Paraíso es Terrenal. El Budismo Zen es una simbiosis sabia, venerable y virtuosa de diferentes corrientes filosóficas. Las
costumbres y tradiciones de la vida cotidiana de los japoneses, el misticismo de la India, el profundo pragmatismo de la mente
Confucionista, el amor al mundo natural y el holismo del Taoísmo místico: "El jardín florece porque
las mariposas lo visitan, y las mariposas lo visitan porque el jardín florece". En concordancia con los principios del Budismo Zen, la ecopoesía de
los años cincuenta reivindica la naturaleza y al ser humano como parte esencial del proceso creativo del universo;
le otorga voz a todo ser vivo para que pueda manifestarse y ser escuchado. En este sentido, la ecopoesía definió
un claro límite con el género de poesía escrita anteriormente sobre la naturaleza; con especial referencia
a la poesía romántica que es considerada más apacible y contemplativa, la ecopoesía es crítica
y contestataria. Lawrence Buell, en su obra:
La imaginación ambiental, menciona cuatro criterios para que un poema sea considerado un ecopoema, i) el mundo
natural está presente no sólo como un cuadro o entorno, como "medio ambiente", sino para certificar
y vivificar que la historia de la humanidad está íntimamente vinculada a la historia de la naturaleza. ii) El
beneficio humano no es el único interés legítimo, pues los principios de la ética obligan a reconocer
derechos de los otros seres vivos. iii) La responsabilidad humana hacia el medio ambiente, es inherente a nuestros orígenes
naturales. iv) El medio ambiente debe estar implícito en el poema.
II Ecocrítica
Estudio de las relaciones entre
el arte literario y el medio ambiente; incorporando en su análisis otras disciplinas del conocimiento en la búsqueda
de los orígenes que nos permitan comprender y corregir los paradigmas erróneos sobre los que se han basado
los mitos del progreso y el desarrollo. El reciente surgimiento de la ecocrítica en la literatura, constituye un nuevo desafío al intelecto
humano, al romper con la tradicional separación entre las ciencias y las letras. Cheryll Glotfelty define la ecocrítica
The Ecocriticism Reader, como el estudio de las relaciones entre el arte literario y el medio ambiente, incorporando
en su análisis, otras disciplinas del conocimiento en la búsqueda de los orígenes que nos permitan comprender
y corregir los paradigmas erróneos sobre los que se han basado los mitos del progreso y el desarrollo.
Una de las características más
importantes de la ecocrítica es el compromiso de incitar una conciencia ecológica a través de la literatura,
e inquirir de qué manera influencian las obras literarias y el lenguaje, la forma en que nos relacionamos con el medio
ambiente, con la sociedad, con el planeta y con la vida en el planeta. Por estas breves anotaciones y muchos argumentos más, es que consideramos
la ecopoesía como un justo y apremiante movimiento literario que debe incorporar los nuevos saberes; que ilustre, estimule
la reflexión, proponga, denuncie, eduque y proteste ante la situación en la que vivimos, y el daño que
causamos a la naturaleza y a la Tierra. No se trata exclusivamente de la veneración, exaltación, deslumbramiento
y cantares sobre las bellezas, misterios y milagros del mundo natural, porque nos quedaríamos solamente en esa actitud
impasible, imparcial y de contemplación excelsa que constituyó una época anterior en la historia de la
composición y creación poética y en la historia de la humanidad. Las crisis sociales y ambientales que caracterizan el momento
histórico que vivimos, son dos atemorizantes evidencias e indicadores de la pérdida de los valores humanos y
de la ética, por parte de nuestra sociedad contemporánea. Se requiere inferir, sublevarse y ser crítico
implacable del caos generado por nosotros mismos. Por primera vez en la historia de la humanidad, los mayores peligros globales
que afrontamos, son originados por el ser humano. La ira ética como componente insoslayable de la ecopoesía.
Para alcanzar los nobles e inaplazables
objetivos planteados por la ecopoesía originaria, es necesario incorporar el conocimiento científico moderno
que constata irrefutablemente la problemática social y ambiental del planeta. El medio ambiente, no solamente implícito
en la ecopoesía, como lo propuso Buell, sino explícito, imprescindible, ineluctable, vivo y agonizante. Además,
porque los paradigmas actuales corroboran que nada está aislado, independiente y al azar; que todo se integra a la
totalidad, y que tan solo a través de una correlación íntima entre ciencia, espíritu, conciencia
y ecopoesía, podremos tener una aproximación al desvelamiento de la oscuridad que nos abruma, y apresurarnos
a encender una vela de esperanza, tal como lo predicó Carl Sagan, el inmortal científico que explicó
la complejidad de la ciencia sobre la vida y el universo; con los más sencillos términos del lenguaje para que
todos nos asombráramos y comprendiéramos, Sagan propuso, en su obra "El mundo y sus demonios",
la ciencia como una luz en las tinieblas, la ecopoesía como el enardecimiento del alma y su vínculo con la vida,
con el cosmos, con nuestros semejantes, con la Tierra. El fidedigno predicado de la verdadera religiosidad, a partir de su
origen etimológico, Religare, significa, volver a ligarse, vínculo, amarre, cordón umbilical
con la vida, con el semejante, con la Tierra y sus sacros orígenes. Buscando un nuevo sendero para escribir ecopoesía, que armonice con
los preceptos citados anteriormente, que sea corta, incisiva, eficiente, y el mensaje llegue rápidamente al lector,
y fundamentalmente que sea coherente con el mundo actual en que vivimos, he utilizado como guías inspiradoras la poesía
primitiva amerindia, y el Haiku japonés, para crear el Ecolirismo que aquí presento, con perspectivas poéticas
refrescantes e inéditas. En
América Latina, el poeta mexicano Juan José Tablada (1878-1945), introdujo el Haiku a la lengua española,
poesía creada por el maestro japonés Matsuo Basho (1649-1694), y caracterizada por una severa pauta de
cinco, siete y cinco sílabas en cada uno de los tres versos que lo componen; la definió simplemente como: "lo
que está sucediendo en este lugar, en este momento". Tablada, en sus poemas no preservó las 17 sílabas tradicionales
y apeló a la rima, recurso descartado por los poetas japoneses. (Bello ejemplo de Tablada: "Es mar la noche
negra; la nube es una concha; la luna es una perla"). Octavio Paz, en colaboración con Eikichi Hayashida, escribió un estudio
sobre Basho, que titularon: Sendas de Oku. El gran erudito Jorge Luis Borges, también estudió a fondo
la poesía japonesa. El poeta peruano, Arturo Corchera, ideó un estilo muy original, incorporando principios
del Haiku, dando como resultado una creación rebosante de sugerencias, prosa, vivencias y estrofas. Afirmó:
"El poeta puede valerse de la forma, del ritmo, del metro, y de todos los mecanismos expresivos. Lo que importa en
un poema, es el resultado".
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III
La Poesía Prehispánica
"Menos tonos sabe el sapo, y se pasa las noches cantando"
La poesía originaria prehispánica,
y muchísimos años antes que el Haiku surgiera, de acuerdo con el gran poeta Ernesto Cardenal, en su Antología
de la Poesía Primitiva, se ha caracterizado, en todos los tiempos, por ser breve y no construida con ideas abstractas
sino con imágenes concretas. "Nuestros versos son muy cortos porque sabemos mucho", le respondió
un indígena norteamericano a la investigadora Ruth Underhill, quien reclamaba lo sucinto de los mismos, y al
misionero Cesáreo de Armellada, que le dijo a un indígena venezolano que sus cantos eran monótonos, este
le replicó: "Menos tonos sabe el sapo, y se pasa las noches cantando". Garcilazo de la Vega afirmó que la poesía quechua es libre y que la rima no es asonante
ni consonante, sino basada en el paralelismo o repeticiones. Breves poemas de los Incas del Perú, se escribieron con
cuerdas de lana o algodón y nudos de colores, conocidos actualmente como Quipus. Afirma López Austin, citado
por Ernesto Cardenal, que el lenguaje de los indígenas Guaraníes es más apto para el canto y la poesía
que para la comunicación cotidiana, y que su Dios Ñamandu, primero creó el lenguaje humano como parte
de la divinidad; después creó el amor al prójimo, al universo, los himnos sagrados, y finalmente creó
al hombre. ¡Lo primero fue el verso! Siguiendo estas inclinaciones hacia la libertad de expresión,
he escrito unos breves poemas que he titulado "Ecolíricos", una propuesta novedosa nacida del interés
de aprovechar lo sucinto de los poemas primitivos y del Haiku, para conciliar ciencia, espíritu, conciencia,
poesía y protesta dentro del género literario de la Ecopoesía. Las características más
notables que me propongo con los Ecolíricos son su brevedad, la libertad de la métrica, ritmo y rima.
Lo primordial es su mensaje filosófico, espiritual y científico contundente,
orientado hacia la concien-tización, educación, estímulo a la reflexión y denuncia contra los
atropellos, pérdida de valores y de la ética; negligencia y corrupción de nuestra sociedad contemporánea.
Ecolíricos, una nueva estrategia de dosis única y condensada como los perfumes y los venenos, para cautivar
y capturar al lector, y sensibilizarlo y comprometerlo en la búsqueda de soluciones a la problemática ambiental
contemporánea, considerada la mayor amenaza acontecida en toda la historia de la humanidad. Gestada por nosotros mismos,
pone en grave peligro, no solo todo lo creado sobre la Tierra, sino la libertad, la democracia, y la propia vida del planeta
y la nuestra como civilización.
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Me
pregunto y les pregunto
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¿Podrá la soberbia y prepotencia humana considerar factible el suplantar misterios y milagros de la creación sagrada?
¿Hasta dónde la osadía, irresponsabilidad y la sandez profanarán sus límites? ¿Tecnología sin ética? ¿Porqué
no amparar nuestro entorno genésico -el agua, el suelo, el aire, la Tierra maternal- a cambio de despilfarrar
delirios buscando la vida en el ignoto espacio sideral? Mientras la extinguimos acá... ¿Porqué no moralizar la ciencia y controlar las
tempestades, lluvias ácidas, el hambre, la injusticia, la miseria? Diagnosticar los terremotos en vez de
aniquilar naciones con armas fraticidas. Envilecimiento de la ciencia; desvirtualización de la conciencia. ¿Cómo y quienes podrán hilvanar ahora o cuando, los agujeros en la capa de ozono? ¿Quién nos protegerá del cáncer en la piel? ¿Cómo
se evitará la mortandad de seres vivos? Del fitoplancton fotosintetizador; liberador de oxígeno en
los mares. ¿Dónde están
las empresas japonesas y noruegas que crearán o clonarán ballenas para repoblar los mares? ¿Quién
las obligará a pagar la deuda? ¿Cómo
se rescatarán las cenizas y los genes ancestrales para resucitar las especies que extinguimos que ni siquiera
vislumbramos? ¿Qué se hará
para reinstaurar los ciclos anuales de las estaciones climáticas? ¿Cómo le devolverán
las flores a la primavera para que vuelvan a su tiempo mariposas de quimera? ¿Qué se hará
para restituir las rutas migratorias y el instinto perdido de los caribúes? La suculencia a los líquenes,
sauces enanos y abedules de la tundra para que los renos regresen de la taiga. ¿Cual es la multinacional de los transgénicos que le restituirá el néctar,
el elíxir, los efluvios a las flores? ¿Y las semillas extintas del maíz nativo a las comunidades
indígenas de México? ¿Cómo sustraerán los plaguicidas, venenos y agro tóxicos
enquistados en las cáscaras de los huevos de los pájaros? ¿En la leche materna? ¿Cómo
resarcirán los daños y les explicarán a los hijos de los hijos de los hijos? ¿Cómo
se diseminarán los aromas, el perfume, la fragancia de las flores en la corrupta atmósfera? ¿Qué
abejas, qué aves, que murciélagos sobrevivirán para polinizarlas? ¿Quienes podrán reestablecer la explosión de exuberante belleza en primavera;
los vientos del verano, el color de las hojas y su desplome de otoño para que los árboles afronten
desnudos el deshidratante invierno? ¿Quiénes se responsabilizarán de devolverle el equilibrio a
los climas de la Tierra? ¿Cómo les ensamblarán las alas biónicas a las mariposas migratorias
para sobrevolar tormentas de arena y huracanes? ¿Cómo justificar tanta incuria y atropellos a las generaciones
venideras? ¿Cómo retribuiremos a los mares los manjares extintos de sus sales magnánimas? Los
atunes, marlines y albacoras. ¿Quién les implantará a tiempo- antes de la asfixia- las aletas
amputadas a millones de tiburones por la gula y la codicia asiática? ¿Qué empresa fabricará los témpanos de hielo para devolverlos
a la antártica? El pingüino emperador no se reproduce en las neveras... ¿Sobre que iceberg de
hielo imaginario podrán descansar las focas y las morsas? ¿Y cómo podrá sobrevivir el oso
blanco en el ártico? ¿Y en cual solitario témpano esperará la muerte el esquimal anciano?
¿Qué liderazgo espiritual que aún
no vuelve -cosmogonía indígena de América prehispánica borrada de la historia con barbarie- promulgará que ciencia, espíritu, conciencia, son sabia trilogía de nuestra esencia? ¿Cuando
superaremos la ignorancia, el fanatismo, hechicería, superstición e injurias? La baraja de naipes, la
lectura de surcos en las manos, el destino, los baños mágicos, los altares de falsas ilusiones, los
oráculos, el mundo y sus demonios... ¿Acaso ya no nos arrodillamos, arrastramos, babamos y nos
humillamos demasiado? ¿Hasta cuando habrá
que desesperar para que la clase política corrupta -que confundió autoridad con autoritarismo- -injusticia
con liderazgo- -egolatría con gobierno- asuma que los valores no se compran con dinero? Que la justicia,
la ética y la paz no tienen precio. que la Tierra y la vida son sagradas.
Alquimista fugaz, preciosa gema capaz de modular la luz
del sol en su plumaje con sólo dar un giro en la mirada, bajar de néctar un sorbo en la garganta, inclinar la corona o estirar el ala. Topacio, violeta, rubí, esmeralda, bronce, turmalina, amatista, púrpura; iridiscente arcano americano. Alma del guerrero azteca, mensajero del Sol, Hijo de Coatlicue -Madre de la Tierra-
de los Mexicas el Señor Patrono ¡Huitzilopochtli! A ochenta ciclos del ala por segundo - territorial, posesivo, belicoso - fornido
pecho, omnipotente corazón -mil doscientas palpitaciones por minuto- seduce cada flor, mima sus pétalas,
lengüetea las anteras con pasión -levitando entre efluvios, elixires y polen- aromas, frutas,
amoríos, simbiosis. Polvo cósmico, polinizador tenaz de grácil evanescente ingravidez. Visita flor, pájaro mosca, zunzuncito, quinde, tominejo, silfo, tente en el aire, picaflor. Apaga su febril fulgor ya en el crepúsculo - cuarenta
grados centígrados de sangre y músculo- conjurando mieles todavía; yemas, pócimas de insectos
y ambrosía que ebrias destilan entre efímeras luces y penumbras al declinar del día. Tres veces su peso ya ha libado. Con las primeras vislumbres
del sol de la aurora vuelve en sí del letargo; se da un chapuzón en las gotas de rocío que cintilan estables sobre la cuenca de las hojas y emprende su frenética misión a setenta kilómetros
por hora. Más de mil seducciones gratifica cada día. Doscientos millones de años fueron necesarios para acrisolar su embrujo, cautivar las flores y las flores a él; del reptil
jurásico a la lagotera lengua afable. Pero hoy en los campos asolados, de venenos sembrados, otros climas,
incurias, se extingue el resplandor de sus súbitas apariciones y ya no nos estremece su vertiginoso zumbido
y los capullos mustian y los jardines callan y los chamanes oran por su incierto designio y la ignorancia
asedia los lóbregos bosques y el Sol no se encuentra en su espejo de plumas y la Tierra se aflige y fenecen
las luces.
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