ESTHER GONZALEZ SANCHEZ |
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DOCENTE ESCRITORA DELEGADA CULTURAL UNILETRAS INTL. |
UNILETRAS
Estoy
aquí:
Y en tu pórtico de palabra gloriosa y elocuente y en tu tallo arbotante de paz
y de concordia, un matutino sol acaricia mis umbrales. Quiero reconocerme en la redonda geografía de tu abrazo y que
sea en tus mareas, UNILETRAS, donde pierda un día la memoria.
Ya integrada a este Foro Internacional que extiende sus ramas literarias
por el dolmen universal de las letras, me dispongo a colaborar en todo lo que sea necesario y a propender la difusión
deñ verbo para proyectarlo a todos los confines que asilan poetas, escritores y artistas, en salmo esplendente
que lleve a un lucero brillante de utopías y realidades, de paz, de trabajo y solidaridad constante en el mundo venidero.Esther
González Sánchez Vigo-España
HACE TIEMPO
Mientras, sueño, tiento, abro
la ocupación de miel de aquellos días
y el collar de
sus hebras
golpeándome en el pecho.
Hace tiempo
visito
la tristeza de días sin sonido,
que se prefieren solos,
como anemias de empeño funeral
y mieles arrugadas;
y hace tiempo también
que sostengo las
cúpulas
de un silencio maduro.
en que se refugió la procesión
de un vino atrás
sembrado
y se guardaron
las manos que colgaban
racimos de luz
entre mis vides
como si fueran lámparas
de uva.
Y fue
su último brillo
-el que apaga y sepulta
el temblor de la estrella-
quien cubrió de desnudez
mi vestidura.
precisándome en piel de las montañas
después de los incendios.
Mientras,
sueño, tiento, abro
la ocupación de miel de aquellos días
y el collar de sus hebras
golpeándome
en el pecho.
Esther González Sánchez
<estgonsa@hotmail.com>
MUJER DESCONOCIDA
Me hubiera gustado conocerte,
recoger tus manos abnegadas
y pedirte perdón por las mías,
pero ibas ajena, vencidos los ojos
acaso ensimismada en el paisaje
de otros ríos,
de otras tierras que no nos pertenecen
y traía anclados tu mirada.
Niña mujer o mujer niña de arenas
sin parques
te leías triste en un asiento;
yo iba contigo
pero no pude encontrarte: tu cansancio
viajaba lejos, mucho más lejos que el mío.
Lo siento.
No pude regalarte una sonrisa.
Esther González Sánchez