¡ELIDA!
Al devenir de cuna Isabelina
como hijato connivente del azar,
Isácar me tomó
dudoso a cargo
para mi humeante cerebro descarnar.
Recién
nacida me llevó a su tribu
quiso con descaro evitar la muerte,
me miró de hito en hito y quedó...
sellada mi promisoria suerte.
Al verse preludiar
mi adolescencia
de linfálida, con mirada gélida,
surgió la poligrafía de los sueños
y con fuego grabó mi nombre ¡Elida!
quiso
con descaro evitar la muerte,
me miró de hito en hito y quedó...
sellada mi promisoria suerte.
Al verse preludiar mi adolescencia
de linfálida, con mirada
gélida,
surgió la poligrafía de los sueños
y con fuego grabó mi nombre ¡Elida!