CANTO
IMPERIAL A COLOMBIA
En las alas del viento con vuelo sempiterno
mi voz es el heraldo mirífico y eterno
que le canta a COLOMBIA, con devoción
filial,
para honrar su pasado, su presente y futuro,
en la urdimbre del verso con
el amor más puro
que repita a los siglos su grandeza imperial.
Pretendo con modestia que el sol de mi palabra
alumbre los linderos que su destino labra
y que imperen por siempre la unidad y la paz,
que sus hijos convivan en fraterna armonía
y que sean sus mujeres la flor de su alegría
adornando sus campos de esmeráldica
faz.
Desde MÉXICO, vengo por rendirle homenaje
con
sentimiento azteca, que luce en su ropaje,
la lira melodiosa del clásico español.
Pretendo solamente dejar bajo su cielo
el rosal de mi canto y el joyel de mi anhelo
en el nido radiante de su cálido sol.
COLOMBIA, diamantina,
patriota y soberana
presencia de concordia latinoamericana
y ejemplo inmarcesible
de heroísmo ancestral.
Admiro tu pasado de indígena grandeza
tu presente
esforzado de estoica fortaleza:
binomio incomparable de tu casta inmortal.
Tu nombre es melodía de raigambre Caribe
de la cumbia, el joropo y la trova que
exhibe
la alegría de tu pueblo, coplero y payador,
potosí de "El
Dorado", de la fuente sagrada
de tu lago Guativa, que Jiménez Quezada,
cubriera
a toda España de un áureo resplandor.
Eres la joya chibcha
y perla de dos mares
Pacífico y Atlántico, acuáticos pilares
de
amazónico mapa, con espejos de sol,
que adornan los listones azules de tus ríos,
corona de montañas y valles labrantíos,
con auroras y ocasos de espléndido
arrebol.
COLOMBIA, eres cantera de ilustres paladines
de
poetas y artistas que lucen tus confines
con suprema belleza de universal telón...
Es
don Simón Bolívar, el cenit de tu gloria,
fiel y auténtica eres, lo rubrica la historia,
al perpetuar el nombre de Cristóbal Colón.
SANTAFÉ
BOGOTÁ, con altitud celeste
que Von Humboldt amara por su sal vigua agreste,
es
tu alma subterránea de albor Zipaquirá
y es tu Museo del Oro, la gigantesca llama
que arrulla la marimba fluvial de El Tequendama
y brilla en la Esmeralda del real Chiquinquirá
MEDELLÍN, es la magia de eterna primavera
de la verde Antioquía y vanguardia
cimera
de poetas y artistas de ingenio universal:
el gran Bardo Porfirio y Fernando
Botero,
entre tantos valores, que es en vano el tintero,
para escribir sus nombres
de timbre colosal.
La bulliciosa CALI, de contoneo salsero
es
princesa en el valle del Cauca zalamero
abrazada a su río de ondulado cristal.
sus
hombres laboriosos y sus bellas mujeres
son símbolos de esfuerzo, cumpliendo sus deberes
en vital convivencia, obrera y musical.
BARRANQUILLA, derrocha
sus festejos de ensueño
junto al Río Magdalena de cristal caribeño
que
al Atlántico adora con pasión Calarcá.
En mi andanza recorro de Pasto a la Guajira,
cruzo Cundinamarca, Popayán y Pereira,
Bucaramanga, Armenia, Pamplona y Boyacá.
SANTA MARTA, es turquesa, sutilmente engarzada
en la audaz
geografía de la Sierra Nevada
donde murió Bolívar, héroe a perpetuidad...
TUNJA, es el paraninfo del arte y la cultura,
la religión, la ciencia y el bastión
que estructura
la excelencia divina de la creatividad.
Cumbia
santandereana repica en MANIZALES
con rumboso arcoíris de alegres carnavales
y
corridas de toros de tronío andaluz.
Es tu egregia muralla, la heroica CARTAGENA,
patrimonio
del orbe, gema de piel morena,
de atracción turismera por sus brazos en cruz.
Devoción amerindia palpita en mis arterias
vagando en tus veredas por disfrutar
tus ferias
en ruedas de fortuna y el lento volantín,
allá en Buenaventura,
en Ocaña y Tolima
entonar tus corridos, torbellinos y rima
de cantares llaneros,
Cúcuta y San Agustín.
Diariamente comulgas y tu fe se arrodilla
en iglesias y templos donde el clamor se humilla
para alcanzar la gracia del perdón
terrenal.
También eres maraca y el corazón se aloca
en mitote o jolgorio,
si tu amor se desboca
por la Flor de la Orquídea, tu emblema nacional.
COLOMBIA, majestuosa, de universal talento
con Gabriel García Márquez, eres
un monumento
del Nobel de las letras, con merecido honor.
Su novela es la selva
de tu alquimia realista
Macondo, Aracataca, son tu vida intimista
y la aurora de
tu alma, cual primavera en flor.
La pléyade infinita de bardos y cantantes
es una sinfonía que borda los instantes
de tu nupcial galaxia, con bella inspiración.
Mencionarlos a todos, es capítulo aparte...,
en cada colombiano, la cultura y el
arte,
son el sello infalible de humana tradición.
He
de volver, COLOMBIA, con un canto más lindo
a tu Eje Cafetero para trovar en Quindío,
en Risaralda y Caldas, de tu mar vegetal,
seré un nuevo emisario por la Paz en
tu vida
cuando no haya rescoldos del odio fratricida
ni la endémica peste
de amenaza letal.
Tu Alfa Universitaria garantiza el mañana
en la Real Pontificia Cátedra Javeriana,
la platónica herencia para la juventud.
Será el credo más sabio para el conocimiento
de la tecnología moderna
y el sustento
de la ciencia y el arte en total plenitud.
Te
dejo la osadía de mi lírico tema
en nidal de poetas de inspiración suprema,
arquitectos del verbo, juglares del cantar...
Cómo anhelo que un día invadan
el arcano
mis humildes elogios, con Abelardo Cano,
y que su voz conlleve mis versos
a tu altar.
Cuando otro Centenario conmemore la raza
ya
no estaré presente ni trovaré en tu plaza
mi copla bullanguera de férvido clamor,
pero, bien sé, COLOMBIA, que habrá voces mayores
elogiando tu nombre, tu
gloria con honores,
en sus prístinos versos, pletóricos de amor.
Como siempre, COLOMBIA, tu estampa postinera
palpitará en mi canto con voz de primavera
y una emoción creciente que no sé definir,
porque has sido en mi sino, la
Patria Preferida,
oriente luminoso, mi gloria prometida
y el canto en que te auguro:
¡precioso porvenir!
Manuel Salvador
Leyva Martínez Canto Imperial a Colombia Academia Colombiana de la Lengua Inauguración de Naciones Unidas de las Letras